El cambio de estrategias en I+D fija su objetivo en las enfermedades raras, y en los últimos años se dispararon las solicitudes de estos fármacos
La EMA amplía la transparencia del proceso de autorización de estos medicamentos y publica, por primera vez, la revisión de valor añadido
También para dolencias comunes
Investigar en enfermedades raras posee una rentabilidad añadida que, en algunos casos, se olvida. Los avances en este campo, en muchos casos, son de utilidad para patologías más frecuentes. Por ejemplo, como explica el CEO de Investigación de Genzyme, Fernando Royo, la investigación en la hiperlipidemia familiar puede resultar útil para hipercolesterolemias mucho más frecuentes. O patologías en enfermedades neurodegenerativas concretas y graves posiblemente puedan aclarar fenómenos de envejecimiento que lleven al alzhéimer.
Por eso, Feder aboga por impulsar la investigación en ER, “cuyos tratamientos son beneficiosos para combatir dolencias comunes, como la epoetina”. Estas investigaciones son también fundamentales para identificar muchos genes. Aunque, la situación también se ha dado a la inversa: algunos fármacos comunes se investigan para enfermedades raras. Precisamente, Feder busca financiación para un proyecto del CSIC, ya autorizado por la FDA, sobre un fármaco común que, como señala su directora, Mercedes Pastor, tiene efectos beneficiosos en una enfermedad minoritaria hematológica.
irene fernández
Madrid
La crisis, las guerras de precios o la pérdida de patentes amenazan el modelo de investigación de los laboratorios farmacéuticos. Este escenario provoca un cambio de estrategias en I+D, pero el desarrollo de medicamentos huérfanos dibuja en este contexto una alternativa a la rentabilidad y abre un nuevo horizonte. Resulta más rentable enfocar la investigación a problemas totalmente no resueltos e independientes, o bien que afecten de una forma muy grave a un número reducido de pacientes. Es decir, centrar la I+D en las enfermedades raras (ER).
Así lo asegura Fernando Royo, CEO de Investigación de Genzyme, una de las compañías punteras en este tipo de investigación. Sin embargo, el ritmo actual de autorizaciones de fármacos huérfanos no supera los diez medicamentos al año y, según manifiesta Royo, “lamentablemente, no se espera que la cifra aumente ni que se produzca un boom de nuevos medicamentos huérfanos a corto ni medio plazo”.
De hecho, el número se reduce si nos centramos en España. En 2009, fueron cinco los huérfanos autorizados por la Aemps, y este año se han aprobado cuatro más (Mozobil, Diacomit, Gliolan e Ilaris), pero no se espera que aumenten considerablemente antes de que acabe el año. Aunque, a nivel europeo, se han autorizado en 2010 tres nuevos (ofatumumab DCI, eltrombopag DCI y tiotepa DCI), que todavía no han llegado a nuestro país.
Otra tema distinto son las designaciones de huérfanos, que se producen años antes de la autorización por la Comisión Europea, incluso cuando la molécula está en fase preclínica. Según datos de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), las designaciones en Europa, que reflejan claramente la actividad investigadora de las compañías, han aumentado considerablemente de 2008 a 2009, al pasar de 73 a 106. Sin embargo, si se comparan estas cifras con las de 2005, la evolución no es tan pronunciada, pues en ese año las designaciones fueron superiores a las 80. Lo que sí es evidente es que las solicitudes a huérfanos se han disparado desde 2000. Si hace diez años se presentaban algo más de 70 solicitudes, en 2009 se llegó a las 164 (ver gráfico).
Además, la investigación en el campo de las ER cobra aún mayor importancia si se tiene en cuenta que la medicina del futuro pasa por el diagnóstico predictivo. Y, como explica Royo, “los huérfanos son el primer escalón para la medicina personalizada”.
Mayor transparencia
El procedimiento de autorización de un fármaco huérfano es largo y costoso. Durante el proceso de investigación de una molécula se llegan a invertir del orden de 800 millones de euros, lo mismo que cuesta fabricar cuatro aviones Airbus. No obstante, acaba de producirse un nuevo avance como ejemplo de transparencia de la EMA.
Por primera vez, la agencia europea ha decidido hacer públicos los informes de revisión de los huérfanos que suponen un valor añadido (significant benefit) con respecto a las indicaciones ya existentes. “Esta revisión coincide siempre con la autorización u opinión positiva y la agencia siempre la ha realizado, pero nunca la ha había hecho pública hasta ahora”, explica Cristina Avendaño, directora de la Aemps. La primicia de la primera publicación ha recaído en la opinión positiva de velaglucerasa alfa, para el tratamiento de la enfermedad de Gaucher.
Pero las designaciones de huérfanos no siempre son “justas”, según Royo. Muchos huérfanos van dirigidos a subtipos concretos de tumores, y no a una enfermedad única diferente. “Atribuirle a ese aspecto un gasto desmedido como si fuera una ER no es justo, porque en el fondo lo que debemos pensar es que con un gasto adicional para unos pocos pacientes es gracias a lo cual logramos curar incluso los casos más severos y refractarios al cáncer”, afirma.
Por eso, dos tercios de estos medicamentos son oncológicos, y en los últimos años se experimentó un crecimiento de los designados al tratamiento de ER infantiles. En 2009, el 75 por ciento de los huérfanos fueron designados para enfermedades que afectan a los niños, frente al 64 de 2008 y el 49 de 2007, según la EMA.
Incentivos europeos
En Estados Unidos el Orphan Drug Act (Ley de Medicamentos Huérfanos) vio la luz en 1983, pero en Europa el Reglamento Europeo sobre Medicamentos Huérfanos llegó algo más tarde, en diciembre de 1999. Los incentivos para la industria farmacéutica europea consisten en el mantenimiento de un monopolio durante diez años del tratamiento para esa enfermedad rara; un asesoramiento científico por parte de la EMA; acceso directo al procedimiento centralizado de autorización; y ayudas o subvenciones. Pero, “la exclusividad de diez años ayuda a la compañía que tiene éxito pero le sirve de poco a la que está investigando. La mayoría de las ayudas llegan tarde”, critica Royo.
Y la eterna pregunta: ¿investigar estos fármacos es rentable? Según Mercedes Pastor, directora de la Federación Española de Enfermedades Raras (Feder), estos tratamientos ahorran a los sistemas el coste de hospitalizar a enfermos crónicos. Unos cien mil euros anuales por paciente en la UE. Además, pese a su elevado precio, “no son tan caros en términos comparativos y de rentabilidad social”, especifica.
Actualmente, según las últimas cifras de Eurordis (la alianza de organizaciones de pacientes de ER en Europa), en torno a un 3 por ciento de los fármacos que se consumen son huérfanos. Y, en los próximos años, podrían suponer el 10 por ciento del presupuesto hospitalario.
En este sentido, laboratorios como Pzifer incrementan su actividad en ER. En junio, la compañía creó una unidad de investigación centrada en estas enfermedades y afianzó su compromiso con la firma de acuerdos con Protalix y Ergonex Pharma GmbH, o la próxima adquisición del pipeline de FoldRx. Pero, si el huérfano consigue la aprobación y no llega a los pacientes ni a todos los hospitales por las políticas de las comunidades, algo que reclama Feder, de nada sirve la apuesta investigadora, los costes ni la rentabilidad.