Por su condición de pequeña empresa, para las botica es “inasumible” no repercutir el nuevo IVA en sus productos
Las tarjetas de fidelización ayudan a minimizar el malestar del cliente al ver encarecidos los precios
La subida del IVA en determinados productos sanitarios, como la parafarmacia, no es una de las medidas que más preocupan en la actualidad a los farmacéuticos, más pendientes de los efectos de los últimos reales decretos ley, bajadas de precios de medicamentos o adaptación al nuevo copago por renta. Sin embargo, sí es otro factor a tener en cuenta en la delicada rentabilidad de sus boticas.
Son las farmacias con mayor cuota de venta de parafarmacia, como las ubicadas en centros comerciales o zonas turísticas, las que más notarán los efectos de la subida del IVA y el consiguiente aumento de los precios de sus productos, tanto en la compra como en la venta. Uno de los históricos retos a los que se enfrentan los titulares de estas farmacias es fidelizar a unos clientes “de paso” y en competencia directa con otros establecimientos con los que puede compartir pasillo: las parafarmacias. Ahora, el mayor coste que supondrá el aprovisionamiento de estos productos, y que tendrá que repercutir irremediablemente en el precio de venta al público, “obligará a diseñar nuevas estrategias de gestión de sus stocks”, vaticina Belinda Jiménez, responsable del departamento de Gestión Dinámica de Asefarma.
Como actuación inmediata, los expertos consultados por EG aconsejan “retrasar al máximo” la aplicación de la subida del IVA en los precios de sus productos. Para ello, se recomienda a las boticas agotar el stock de parafarmacia que haya sido adquirido a los proveedores con el IVA antiguo, lo cual permite mantener el precio que tenía dicho producto antes de la subida. Así, “el cliente verá que su producto se mantiene al mismo precio en ese establecimiento, lo cual favorecerá su fidelización”, recuerda Jiménez. “Hoy por hoy, el cliente es muy sensible al precio, por lo que sí es interesante retrasar la subida de IVA hasta agotar las existencias de productos adquiridos con el IVA anterior”, confirma también Luis de la Fuente, director gerente de Mediform Plus.
Si el farmacéutico se decanta por esta estrategia, aunque sea temporalmente, “es aconsejable que sepa comunicar dicha congelación de precios mediante la exposición de carteles informativos en el local u otra iniciativa publicitaria”, apostilla la responsable de Asefarma.
De la teoría a la práctica
Parece ser que los titulares de este tipo de oficinas de farmacia más afectados por la subida del IVA están llevando a la práctica los consejos de los expertos. Luis de Palacio, titular de una farmacia Masfarma en el centro comercial El Pinar de las Rozas (Madrid) confirma que “hemos optado por no subir el IVA de golpe hasta que no consumamos el stock antiguo”. Este farmacéutico recuerda que “los clientes tienen referenciados los precios de muchos productos, por lo que consideramos inadecuado una subida brusca de los precios, en especial de un día para otro”.
Sin embargo, De Palacio cree que no es posible aplicar esta estrategia a todos los productos, ya que un factor importante es el diferente margen comercial de cada referencia. “En aquellos productos que tenemos un óptimo margen comercial es más fácil retener un aumento de sus precios, pero en aquellos en los que el margen es mínimo es irremediable aplicar la subida del IVA”, apunta.
Estrategias de fidelización
Lo que sí parece claro es que, a medida que las farmacias vayan renovando sus stocks, todos los precios de los productos de parafarmacia tenderán al alza. Y es que, según coinciden los expertos, para las boticas, por su condición de pequeñas empresas, es “inasumible” la estrategia que están adoptando las empresas de otros sectores de no repercutir la subida del IVA en sus productos.
“Como mucho puede asumirse en categorías o marcas muy estratégicas”, confirma el director gerente de Mediform Plus. No obstante, De la Fuente hace un llamamiento a la tranquilidad puesto que “el cliente sabe que los precios han subido y no tiene por qué extrañarse en exceso, máximo si le aportamos otros valores en venta”.
Los expertos también recuerdan que el farmacéutico tiene a su alcance diversas estrategias de marketing con las que contrarrestar el posible descontento del cliente ante la irremediable subida de precios. Un ejemplo de ello son las tarjetas de fidelización para los clientes, cada vez más presentes en este tipo de farmacias.
Así, como contrapunto al mayor desembolso que ahora tengan que realizar en sus compras, el consumidor podrá acumular puntos o descuentos para sus próximas compras de parafarmacia en ese establecimiento. “La tarjeta de fidelización es actualmente la mejor herramienta de la que disponemos para convertir a un cliente ‘de paso’ en un cliente habitual”, confirma De Palacio.
Comparativa con 2010
Apenas transcurridas unas semanas de la entrada en vigor del nuevo IVA, desde las consultoras Asefarma y Mediform Plus se recuerda que todavía es pronto para analizar su repercusión en la facturación de las boticas. A este respecto, el análisis del impacto de la anterior subida del IVA, en julio de 2010, tampoco sirve para la comparación, ya que “las farmacias estaban en mejores condiciones, el incremento porcentual del IVA fue mucho menor en ese año y además no se vio afectado el recargo de equivalencia”, resume De la Fuente.
En esta ocasión, la subida del IVA sí ha venido acompañada de una modificación del recargo de equivalencia, que pasa del 1 al 1,4 por ciento para el aprovisionamiento de parafarmacia y otros productos sanitarios. Un problema añadido “que encarecerá las compras de la farmacia”, indican desde Asefarma.
El abaratamiento del precio de los medicamentos afectará a todas las farmacias pero, eso sí, hay algunas en las que el efecto que conllevará esta medida será más grave, entre ellas las farmacias rurales. Al menos así lo ponen de manifiesto desde la Sociedad Española de Farmacéuticos Rurales (Sefar), que precisan que el abaratamiento del precio de los medicamentos coloca a estas boticas pequeñas en una situación de “indigencia económica”. Así, los farmacéuticos rurales considera que las pequeñas boticas “no tienen un colchón suficiente para amortiguar este descenso de facturación” provocado por la caída del precio.
Para Sefar se podrían adoptar una serie de soluciones. Por un lado, “mirar para otro lado, asumir y justificar la desaparición o la indigencia económica de los profesionales que ejercen en ellas de estas farmacias por inviabilidad”. Esto crearía, según Sefar, un nuevo sistema de planificación asimétrica, justificado por criterios económicos y no sanitarios. “Solamente donde sea rentable podrá existir una farmacia”, dicen. Otra alternativa sería crear un sistema subvencionado para estas farmacias, que tendría pros (“dignificar la labor profesional y unos ingresos mínimos”) y contras (“el que vive subvencionado siempre está expuesto a que el poder político derogue las mismas y volver a la situación anterior de indigencia”).
Desde Sefar también apuntan otras dos opciones, aunque señalan que son “debates de salón”. Así, apuntan la creación de una cartera de servicios, remunerados por el paciente, que amortigüen las bajadas de precios. Eso sí, creen que “solamente será válida para farmacias con emplazamientos privilegiados, bien por el número de clientes o por las condiciones económicas de los mismos”. Asimismo, señalan la modificación del actual sistema retributivo de las farmacias que dotaría a la farmacia de una estabilidad económica de la que hoy carece y que fortalecería el actual sistema planificado.