En marzo de 2011 las alarmas del sistema sanitario catalán saltaron y dieron paso a la primera oleada de recortes. La memoria del Servicio Catalán de la Salud (Catsalut) repasa el efecto de las primeras medidas sanitarias del gobierno que preside Artur Mas. En general, la compra de servicios se redujo un 3,18, pero en la clasificación general del gasto en la compra de servicios llama la atención que la medicación hospitalaria de dispensación ambulatoria aumentó un 38,6 por ciento, hasta los 481,2 millones de euros. En 2010, este gasto se situó en 347,2 millones.
La evolución del gasto hospitalario catalán no puede leerse independientemente del gasto por receta, que registró un importe de 1.913,3 millones de euros, un 29,31 por ciento más que en 2010. Pero el Catsalut recuerda que ambos ejercicios no son comparables, pues incluían distintos periodos de comparación. El gasto contabilizado en 2010 contemplaba la facturación enero-octubre de los colegios de farmacéuticos Lérida, Tarragona y Gerona, así como la factura íntegra enero-septiembre y una parte de la facturación de octubre del colegio de Barcelona. El resto se trasladó al ejercicio 2011. Por ello, las medidas aplicadas en 2011 hicieron que, al acabar el ejercicio, la facturación entre enero y diciembre registrara realmente decrecimiento del 7,8 por ciento en relación a la de 2010.
Entre esas medidas está la decisión sobre los medicamentos de diagnóstico hospitalario, cuya salida de las farmacias hay que interpretar no tanto como un ahorro efectivo en la factura por receta, sino como un desvío hacia el gasto hospitalario y, por ende, como un ahorro en falso a los ajustes. Pere Ibern, profesor asociado al departamento de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra, comenta en su blog, Econsalut, que los 134 millones adicionales de gasto farmacéutico en los hospitales “son prácticamente la mitad de todos los recortes en conciertos de atención hospitalaria y especializada”.
El gasto hospitalario sigue siendo un problema de cara a que las comunidades no gasten más de lo presupuestado. Cataluña no pudo hacerlo en 2011. Pese a ‘reducir’ el gasto por receta un 7,8 por ciento, y bajar casi un 10 por ciento las partidas de atención hospitalaria de agudos y de transporte sanitario y emergencias médicas, la sanidad pública cerró el ejercicio con un déficit del 5,9 por ciento. Es decir, gastó 9.770 millones, 582 más de los 9.188 presupuestados.
Ibern recuerda que la dificultad seguirá este año. El gasto sanitario por persona, que en 2011 se redujo a 1.282 euros (15 menos de lo que se presupuestó en 2010), debe bajar a 1.150 euros, lo que significa un presupuesto inferior en un 10,2 por ciento al gasto de 2011. Y donde la farmacia, añade, “se debe reducir un 26,7 por ciento”.