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Cádiz
“La sociedad recurre a la medicalización debido a que los altos estándares de calidad de vida de los que gozamos en la actualidad hacen que situaciones propias de nuestro quehacer diario que antes no eran concebidas como enfermedad ahora sí lo sean”. Ésta es la explicación de la Sociedad Andaluza de Medicina de Familia (Samfyc) al incremento de la prescripción y consumo de fármacos relacionados con la ansiedad y depresión que se experimenta en Andalucía.
Según los datos del Servicio de Familia del Servicio Andaluz de Salud, presentados en el Congreso Andaluz de Medicina celebrado el 19 y 20 de junio, un 4 por ciento de los andaluces han hecho ya habitual la ingesta de algún antidepresivo. Esto supone que entre 2004 y 2008 haya crecido en casi el doble la ingesta habitual de estos fármacos. Respecto al consumo de ansiolíticos o hipnóticos, las cifras de consumo son aún mayores. En concreto, estos grupos de fármacos son ya consumidos regularmente por el 6 por ciento de la población regional.
La preocupación por este consumo ha provocado que la Samfyc ha hecho un llamamiento para evitar el consumo de psicofármacos sin control médico. Y es que, según indicó Antonio José Madueño, presidente del comité científico, “la excesiva medicación no sólo implica riesgos para la salud del paciente, sino también un mayor gasto de recursos del sistema sanitario”.
En la concienciación ciudadana juegan un importante papel facultativos y boticarios, que “deben hacer ver al paciente que en ocasiones confunden los síntomas con la enfermedad”. Según Madueño, “la tristeza puede derivar en depresión, y ésta sí debe ser abordada y tratada, pero la tristeza sin más no es patológica”. Para estados pre-depresivos, la Samfyc apuesta por agotar las vías previas antes de prescribir un tratamiento, por ejemplo terapias no farmacológicas “como la psicoterapia breve y otras habilidades de la entrevista clínica”.