| viernes, 23 de octubre de 2009 h |

La financiación de la I+D necesita impulsos, también a nivel europeo. A principios de año se hablaba de nuevos instrumentos. Entre ellos ocupa un lugar primordial el joint programming en alzhéimer, que según el director del Carlos III, José Jerónimo Navas, permitirá a Europa paliar los déficits de su actual estrategia.

Gracias al Programa Marco, los Estados aportan una cantidad en función de su población y su riqueza, una especie de ‘bote común’ para toda la UE. Para 2007-2013 la dotación era de unos 55.000 millones de euros. La cifra apenas representa el 6 por ciento de lo que dedica Europa a investigar, porque la mayor parte la siguen manteniendo los estados. “El programa marco, con este 6 por ciento, no le permite a la UE hacer grandes políticas”, asegura.

La idea del joint programming surgió como respuesta a la pregunta de cómo un sistema tan fragmentado como el europeo podría competir con el norteamericano. Esta herramienta define áreas temáticas dirigidas a problemas relevantes y hace que cada Estado aporte los recursos de los programas nacionales en una convocatoria económica ampliable.

El primero, el de alzhéimer, ya se formula. “En unos años Europa podrá decir que tiene un presupuesto de I+D que es entre el 70 y el 80 por ciento del dinero que se dedica en Europa a investigación, logrando a la vez una masa crítica que permita competir con Estados Unidos”, concluye Navas.

e.m. / c.r.

Madrid

Pregunta. ¿Están más calmados los ánimos de la comunidad científica tras la explicación de los presupuestos de 2010?

Respuesta. Hay una lógica preocupación, aunque parte era porque se habían magnificado las consecuencias del ajuste presupuestario. Pensaban que se iban a reducir las estructuras, los recursos humanos… No estamos en una época de crecimiento, pero vamos a tomar todas las medidas para que no haya un salto atrás en ningún momento y vamos a asegurar el funcionamiento de todas las convocatorias y las instituciones.

P. Los grupos parlamentarios coinciden en su intención de elevar los presupuestos de ciencia. ¿Cómo convencer a la oposición?

R. La negociación de los presupuestos es un proceso complejo. Ojalá una de las dimensiones que entrase en la negociación fuese la reconsideración de nuestro presupuesto y se pueda incrementar.

P. ¿Dificultará esta situación la salida a la crisis económica y al cambio de modelo productivo?

R. Los efectos de la investigación son largos. No se puede pensar que un estancamiento o un esfuerzo de un año va a cambiar la situación. De lo que no cabe duda es de que si la tendencia se mantiene varios ejercicios sí entraríamos en una situación en la que nuestro sistema de I+D+i sería menos competitivo. Lo ve así el Gobierno y todo parece apuntar que en el 2011 empieza la recuperación.

P. También se ha dicho que el recorte no afectará a los proyectos en marcha, pero… ¿qué ocurrirá con los que estaban previstos?

R. Proyectos no se va a recortar ninguno: la dotación de proyectos del Carlos III ha pasado de 62 a 66 millones de euros. Vamos a crecer en proyectos importantes, como en institutos y en proyectos destinados a los investigadores, y a comenzar proyectos concertados con comunidades autónomas. Vamos a mantener la actividad de Retics, Cibers y de los centros propios, manteniendo el presupuesto y en algunos casos, volcando sobre los presupuestos de las instituciones los remanentes que tenía Carlos III, fundaciones y consorcios, lo que nos permitirá evitar las consecuencias del recorte en 2010.

P. Los remanentes del Carlos III, ¿De dónde proceden?

R. Proceden de la no ejecución de ejercicios anteriores y de otros ingresos por otras actividades. En 2009 y 2010 tendremos que incorporar la mayor parte de nuestro fondo de maniobra a cubrir esas disminuciones de dotación presupuestaria. La cantidad está recogida en los presupuestos. Por parte del Carlos III en 2009 fueron 35 millones de euros y en 2010 serán 45 millones de euros.

P. ¿Contaría el instituto con remanentes suficientes como para soportar en 2011 otro recorte?

R. No. Han sido dos años duros, pero esperamos que en 2011 haya una rectificación y volvamos a la senda de las vías de financiación que hubo en 2008, que es el compromiso del Gobierno.

P. Ante recortes en el gasto público, ¿se deberían ampliar los incentivos para la I+D privada?

R. Nosotros lo estamos haciendo. En nuestras fundaciones la contribución privada es importante. Aún así, el mecenazgo es un fenómeno nuevo en España y debe crecer. En líneas generales, tenemos una estructura de I+D financiada en un 45 por ciento con dinero público y otro 45 privado, el resto es de otras fuentes. Es una estructura de países en vías de desarrollo científico, porque en los desarrollados entre el 60 y el 75 por ciento de la financiación es privada y del 25 al 40 por ciento es público. El Estado español está entre los que más aporta. Ha hecho un esfuerzo extraordinario, ahora tampoco puede hacer mucho más, y lo que tiene que aparecer es ese 65 por ciento privado de mecenazgo. Ésa es la asignatura pendiente.

P. En el presupuesto del Carlos III incide parte del fondo anual proveniente de la tasa sobre ventas de la industria farmacéutica. ¿Cuáles son las cifras obtenidas en los últimos años?

R. Es una cantidad fijada en 105 millones de euros. Nosotros queremos que se incremente a 110 millones en el 2010, pero debería crecer al mismo nivel que crecen las ventas de la industria.

P. ¿Cómo se reparte el gasto?

R. El presupuesto del Carlos III en 2009 es de 367 millones de euros. De ellos, 105 vienen de la industria farmacéutica; 200 millones del Ministerio de Ciencia e Innovación y hay un conjunto de ingresos en proyectos, fondos Feder, ventas de servicio, facturación de nuestros centros, que hace que lleguemos a 367. Nuestros gastos van el 20 por ciento a los centros propios (Centro Nacional de Microbiología, Epidemiología, Salud Ambiental, Escuela Nacional de Sanidad, la Agencia) y el 80 por ciento se destina a investigación, una parte a través de la Acción Estratégica de Salud en convocatorias competitivas de 200 millones, y otra parte a estrategias más estructurales, que es la financiación de las fundaciones (CNIO, CNIC y CIEN) y los consorcios.

P. Como especialista en Anatomía Patológica, ¿cómo valora el estado de salud de la investigación biomédica en nuestro país?

R. Ha habido un cambio espectacular que ha venido seguido de otro relevante en la producción científica en cantidad y en calidad. Esa marcha hay que mantenerla con la financiación. Deberíamos negociar con la industria farmacéutica para que los recursos que dedica a la I+D biomédica los haga a través del Carlos III y no de otras vías. Sería bueno que esos 60 millones al año que va a dar fueran a través del Carlos III porque el Instituto tiene instrumentos para difundir esos recursos en convocatorias competitivas y buscando la excelencia en la investigación. No conviene que las fuentes de financiación se dispersen. Hablaremos con Farmaindustria para convencer de que ese dinero daría mucho mejor fruto si se concentra en el Carlos III.

P. ¿Ha disipado la Comisión Mixta el temor sobre la ubicación del Carlos III?

R. En el día a día, la relación del Carlos III con Sanidad es fluida. En el caso de la gripe también se ha demostrado. La coordinación está asegurada. Estar en un ambiente más amplio del sistema de ciencia con los demás OPI le añade valor al Carlos III.