n La crisis económica conlleva que ahora se noten en mayor medida “los desembolsos del pasado”, según el Cacof

n Más de cien farmacias rurales andaluzas han comunicado a este organismo “serios problemas económicos”

| 2009-02-22T18:25:00+01:00 h |

alberto cornejo

Sevilla

El Consejo Andaluz de Colegios Oficiales Farmacéuticos (Cacof) ha alertado de la complicada situación económica en la que se encuentran aquellas farmacias ubicadas en pequeños municipios de Andalucía como consecuencia de los efectos retroactivos derivados del esfuerzo inversor efectuado en todos estos años para dar entrada a las nuevas tecnologías relacionadas con la receta electrónica.

Hasta ahora, estos esfuerzos inversores habrían sido “solventados”, en cierta medida y de forma gradual, gracias a la rentabilidad generada de estos locales, rentabilidad no muy boyante en cualquier caso. Pero, según asegura Antonio Mingorance, vicepresidente del Cacof, “es ahora cuando el agravamiento de la crisis económica y el descenso de las ventas de ciertos productos está provocando que se noten los sobrecostes realizados en el pasado”.

Mingorance alerta que “toda farmacia ubicada en municipios de menos de 300 habitantes está notando ahora con mayor fuerza los desembolsos realizados en la adquisición de las nuevas tecnologías”. Unos desembolsos que no han contado con ningún tipo de subvención o ayuda de la Administración desde la puesta en marcha del sistema de dispensación electrónica en el año 2003, ayudas que sí reciben compañeros de regiones como Cataluña y Extremadura. “Cuando comenzaron las pruebas piloto sí se hablaba de posibles subvenciones de la Junta, pero con el paso del tiempo nada más se supo”, comenta Francisco González, vocal de la Asociación de Rurales de Andalucía (Afar).

La falta de subvenciones ha provocado, por tanto, que la receta electrónica se haya convertido en un choque de contrastes. Por un lado, la e-receta es una de las señas de identidad de la farmacia andaluza, ya que toda Europa se ha fijado en la forma en la que Andalucía ha sacado adelante este sistema de forma óptima, pero a su vez ha sido una china en el zapato de los profesionales por este desembolso sin compensación alguna.

En el Cacof tienen constancia de que más de un centenar de boticas, principalmente ubicadas en las serranías de Málaga, Granada, Cádiz y Huelva, “tienen serios problemas para llegar a fin de mes”, según indica el propio organismo. Una de ellas, localizada en Málaga, ya ha presentado un concurso de acreedores como solución a la crisis económica en la que se encuentra.

“Nada nuevo”

A ningún farmacéutico andaluz ejerciente en zonas rurales le coge de sorpresa el debate sobre los problemas económicos. Unos problemas a los que, según Javier Guerreiro, titular de oficina de farmacia en el pueblo sevillano de El Madroño, la localidad andaluza más pequeña que cuenta con este servicio, se enfrentan “día tras día”.

Más sangrante es aún que, en muchos casos, las inversiones que han realizado las boticas rurales están, a día de hoy, infrautilizadas. Es el caso de González, cuya farmacia ya tiene implantado todo el equipamiento y la infraestructura de la e-receta, pero el Servicio Andaluz de Salud no lo ha puesto en marcha aún en el área de salud a la que pertenece su local. Sin embargo, y más allá de los costes de los equipos, González sí debe pagar la cuota de mantenimiento del sistema (fijada en torno a 100 euros mensuales para todas las farmacias) por un sistema, según dice, que sólo puede utilizar “en el caso de recibir una receta de otro área de salud, situación que no es la habitual”.

Para su compañero Guerreiro, que la receta electrónica sea de claro beneficio tanto para los pacientes como para el SAS no quita que para los farmacéuticos pueda ser “una lacra”, económicamente hablando. Guerreiro habla con conocimiento de causa, puesto que, a pesar de tener instalado su negocio en un pueblo de apenas unos centenares de habitantes, solicitó trabajar con la receta electrónica antes que el resto de la provincia. “Lo hice porque muchos de mis pacientes tienen su primera residencia en Huelva y retiran sus recetas durante su estancia de fin de semana en El Madroño”, indica.