Las oficinas de farmacia españolas inician un nuevo curso con la esperanza de dejar atrás los problemas económicos, que tienen en los impagos por parte de las administraciones regionales su principal ‘piedra al cuello’, para tratar de que los aspectos profesionales tengan un mayor protagonismo. Un deseo que, por ejemplo, se aprecia en el lema elegido por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos bajo el que se celebrará, del 24 al 26 de octubre, su XVIII Congreso Nacional Farmacéutico, “Damos salud, damos confianza”. Un encuentro que se celebrará en Santander y al que acudirán farmacéuticos de toda España con el objetivo de trabajar en el desarrollo de la profesión farmacéutica.
Es precisamente esta idea, la de tratar de ‘dejar a un lado’ los aspectos puramente económicos para incidir y centrarse en aspectos puramente relacionados con la profesión farmacéutica, eso sí, “sin olvidarse de ellos porque son parte fundamental para poder desarrollar la actividad propia de las farmacias”, la que está en la mente de los principales representantes de los farmacéuticos españoles. Así, trabajar en el desarrollo de un modelo asistencial para ofrecer nuevos servicios a los pacientes, que en su mayoría son crónicos, polimedicados o dependientes, es uno de los objetivos que se marcan desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.
¿Ejemplos de este empeño por centrarse más en la esencia de la profesión? Programas como el Consigue, para evaluar el impacto del seguimiento farmacoterapéutico; el Adhiérete, destinado a mejorar la adherencia en pacientes crónicos, polimedicados y dependientes y que se basa en el pilotaje llevado a cabo en Azuaga (Badajoz); o el D-Valor, un estudio de investigación para evaluar el impacto sanitario de la dispensación en el uso de los medicamentos, dan muestra que, más allá de las preocupaciones económicas, los farmacéuticos apuestan por poner en valor su profesionalidad.
Y es esta puesta en valor del trabajo que llevan a cabo los boticarios españoles, la de otorgar un valor añadido a su labor, más allá de la mera dispensación de fármacos, una de las vías a explorar por parte de este colectivo para garantizar la viabilidad de las oficinas de farmacia en España. Es este sentido, cabe destacar que los colegios oficiales de farmacéuticos de Madrid y Barcelona, a través de sus máximos responsables, ya han puesto de manifiesto la necesidad de reforzar el papel asistencial del farmacéutico y de desarrollar una cartera de servicios que incluya nuevos actuaciones de atención al paciente.
Así, lo precisó durante la última edición de Infarma el presidente madrileño, Alberto García Romero, que pasó de las palabras a los hechos tras acordar con la Comunidad de Madrid incluir en el actual concierto un catálogo de servicios remunerados. Un catálogo que incluye 15 áreas terapéuticas que engloban 51 servicios en áreas como la dermofarmacia, salud mental y demencias, corazón y metabolismo, dolor, adicciones, movilidad, alergias, primeros auxilios o salud de la mujer.
Por su parte, el COF de Barcelona se ha convertido en un ejemplo de innovación por el desarrollo de una cartera de servicios que establece, entre otros, un programa para la detección precoz del cáncer de colon o de la infección por VIH, que amplían otras actuaciones que se prestan en la actualidad: seguimiento de pacientes crónicos y polimedicados, a través de la elaboración de Sistemas Personalizados de Dosificación; programas de intercambio de jeringas o de mantenimiento con Metadona; de deshabituación tabáquica; detección precoz de EPOC…