José María López Alemany
Algunas compañías de genéricos están alarmadas de los precios a los que pueden verse obligadas a vender determinados medicamentos. No entienden cómo es posible, por ejemplo, bajar un 50 por ciento el precio del omeprazol de un año para otro y no sólo se plantean no bajar sus precios hasta los que se fijen como menores en la próxima revisión de julio, sino que algunas están evaluando sacar del mercado diversas presentaciones que a causa de las continuas bajadas ya no son rentables.
Las autoridades sanitarias han facilitado que las compañías de genéricos se enfrasquen en una lucha fraticida por bajar los precios hasta hacerlos insostenibles. Algunas moléculas están tan exprimidas que es asombroso que algún ‘kamikaze’ siga tirando los precios al suelo en un grave perjuicio para todo el sector a cambio de un mínimo incremento de su cuota de mercado.
Los riesgos están ahí, y aunque las autoridades sanitarias los minimicen, el desabastecimiento o la carga sobre las farmacias están a la vuelta de la esquina.