| domingo, 10 de mayo de 2009 h |

José María López Alemany

La pandemia de la gripe que estamos a punto de sufrir es, efectivamente, como algunas han denominado, la primera pandemia on line. Pero no lo es sólo por el seguimiento informativo acerca de su desarrollo, ni porque Google sea capaz de identificar nuevos brotes. En los últimos días se está observando un incremento en la ya intensa oferta de medicamentos a través de spam (e-mails publicitarios no solicitados), especialmente los antivirales indicados para el tratamiento del H1N1. Se trata muy probablemente de falsificaciones sin las más mínimas condiciones de calidad, pero eso poco parece importan a quienes, sin dudarlo dos veces, se lanzan a comprarlos.

La falsificación de medicamentos tiene dos vertientes muy claras: la económica en forma de estafa, tanto al comprador como al legítimo vendedor, y la sanitaria. Esta última, como es lógico, es la que más alarmas está despertando en los últimos tiempos. Los medicamentos falsificados, en el mejor de los casos, podrían resultar inocuos, pero crean una sensación de falsa seguridad ante un problema sanitario. Por ello es posible que alguien con síntomas de gripe prefiera tomarse el ‘Tamiflu’ o el ‘Relenza’ adquirido en la Red antes que solicitar la atención de un servicio sanitario, con lo que estaría propagando sin remedio los virus de la gripe.

Por todo ello, las autoridades sanitarias deben potenciar las campañas sobre el riesgo de Internet en este ámbito, haciendo públicas las condiciones de fabricación así como los análisis que certifiquen la mala calidad de los productos que se ofrece, con el objetivo de disuadir a los ciudadanos de la utilización de este canal de suministro.