José María López Alemany
Aunque los mayores recortes al sector farmacéutico ya han sido anunciados y cuantificados (o eso espero), hay todavía unos cuantos flecos previstos en los dos reales decretos leyes para los que todavía es difícil de estimar el impacto que tendrán. Se trata de los efectos de las unidosis, las reducciones (si es que son necesarias) del número de dosis por envase y, especialmente, la salida de medicamentos de diagnóstico hospitalario de la farmacia y su adquisición por parte de la tan cacareada central de compras.
Este último asunto, que en las últimas semanas ha pasado desapercibido, puede terminar de dar la puntilla al sector. Por un lado, la farmacia y la distribución perderán un ámbito de actuación muy importante para el desarrollo de la profesión. Pero es que en el ámbito de la industria, la salida de importantes medicamentos desde la farmacia hacia el hospital puede dar lugar a un grave problema de caja en función de los productos que afecten a cada compañía, al pasar de cobrar casi al contado a hacerlo al cabo de… ¿quién sabe cuánto? Y todo ello sin hablar de lo que sufrirán los pacientes.