| domingo, 19 de abril de 2009 h |

José María López Alemany

La prescripción por principio activo (PPA) asegura la dispensación del medicamento más barato del principio activo prescrito. Pero lo que no asegura, lógicamente, es que la prescripción se realice sobre los principios activos más baratos y, por tanto, que contribuya aunque sea mínimamente al control del gasto en medicamentos.

Esta semana publicamos en EG (ver página 9) un análisis del precio medio de los medicamentos genéricos que se dispensan en las distintas comunidades autónomas. Hay algo que está claro: la PPA no baja los precios medios. Al menos, en la misma medida en la que lo hacen otras estrategias.

Andalucía, al igual que otras regiones que potencian la PPA, no es, y por mucho, la autonomía con un menor precio en sus prescripciones de genéricos. No obstante, tal y como publicaremos la semana que viene, en la que haremos un análisis de los precios medios de los medicamentos no genéricos, sí que obtiene el menor coste por prescripción en estos productos que no tienen competencia de genéricos, ni están sometidos a precios de referencia.

¿Cuál es entonces la razón para el bajo precio medio por receta andaluz? No es la PPA sino el resto de actuaciones. Especialmente en lo referido al control de la prescripción de las innovaciones así como la elevada cuota de mercados de los genéricos que reduce el precio medio.

Por tanto, si la PPA no genera ahorros y sí produce graves consecuencias para la farmacia, la industria de genéricos, la industria innovadora, la distribución… ¿Por qué se sigue potenciando esta práctica?