| viernes, 11 de enero de 2013 h |

La defensa del modelo farmacéutico actual, con algunos retoques si se quiere, es necesaria. Creo sinceramente que la eliminación de restricciones a la propiedad de la farmacia no beneficiaría a nadie más que a quienes pudieran entrar en su capital.

No permitiría una obtención de medicamentos más baratos. Es la propia Administración la que fija los precios y márgenes y, además, ya hemos visto que cuando ha querido ha hecho bajar más de un 30 por ciento el gasto en medicamentos. Tampoco se beneficiaría el paciente, que ni tendría una menor aportación por sus medicamentos ni obtendría un mejor servicio. Me atrevería a decir que, a la larga, el servicio empeoraría al perder capilaridad.

La industria tampoco sería un beneficiado del cambio. No es lo mismo negociar las ventas y sus condiciones con los agentes actuales del sector que con un gigante del ámbito comercial acostumbrado a exprimir a sus proveedores y arañar hasta el último céntimo. Del mismo modo, esas mismas entidades no dudarían ni un momento en adoptar el ‘modelo Mercadona’ de marca propia y no solo para la parafarmacia o el OTC, también para los genéricos, sin duda. Por ello, creo que la industria farmacéutica y mucho más aún la industria de genéricos tendría mucho que perder ante un cambio de modelo como el que pretende el Ministro de Economía Luis de Guindos. Igualmente, la distribución mayorista estaría en jaque.

No obstante, veo un pequeño rayo de esperanza con la actuación de Ana Mato. El hecho de emitir una nota en la que defiende el modelo, sin lugar a cualquier duda, dice mucho de la ministra y su apoyo al modelo, incluso enfrentándose a un compañero de gabinete.

@JoseMLAlemany en Twitter