Parece que Sanidad está dispuesta a dar un cambio radical a la relación que tiene establecida con la industria farmacéutica y va a cambiar las pautas y motivos por los que incluir un nuevo (o viejo) medicamento en la prestación farmacéutica del SNS. El café para todos, o para casi todos se ha acabado y ahora hay que ir a la negociación con Sanidad con algo más que un estudio que justifique el precio solicitado. Hay que demostrar y estar dispuesto a que sea verificado por la Administración mediante un estudio, el valor que aporta un medicamento para el SNS y los pacientes.
El objetivo de Sanidad es potenciar la utilización de herramientas como los contratos de riesgo compartido. Y su intención es utilizarlos previamente a la puesta en el mercado del medicamento, o más concretamente, antes de la decisión de financiación ya que después se esfuman muchos de los posibles incentivos que tendría una compañía de aceptarlo. Así lo ve Sagrario Pérez Castellanos, la directora general de Cartera Básica de Servicios y Farmacia, según ha explicado en varios foros durante los últimos días.
De este modo se quiere incentivar que las empresas realicen propuestas integrales de gestión de la enfermedad para que, tras la evaluación puedan ser incorporadas a la cartera. De otro modo, la respuesta de Sanidad sería negativa en la mayoría de las ocasiones.
Estoy convencido de que la industria recogerá el guante y ayudará con su conocimiento a mejorar la gestión de múltiples enfermedades y que a la larga se verán beneficiados los pacientes, el SNS y las compañías que innoven (y no solo en medicamentos). Ahora solo falta el diálogo para ponerlo en marcha, algo que hasta ahora ha faltado.
@JoseMLAlemany en Twitter