Con la colaboración público-privada se busca eliminar el cuello de botella en I+D
El objetivo es hacer de Europa una región atractiva para la innovación
I.G.
Madrid
El lanzamiento de la tercera convocatoria de la Iniciativa sobre Medicamentos Innovadores (IMI) ya es oficial. En esta ocasión, la Unión Europea y la patronal europea de farmacéuticas innovadoras (Efpia) pretenden impulsar nuevos consorcios público-privados en siete áreas de interés para la salud pública.
Entre las prioridades científicas de esta edición se incluyen el autismo, la seguridad de las vacunas, el fomento de la conciencia del paciente sobre la innovación farmacéutica, la tuberculosis, la diabetes, el daño hepático inducido por fármacos y la inmunogenicidad. En total, está previsto destinar 114 millones de euros por parte de la Comisión y el mismo importe en aportación en especie por parte de Efpia a financiar proyectos de investigación orientados a hallar medicamentos que supongan novedades en las opciones terapéuticas existentes en las citadas áreas.
Una vez más, el objetivo principal será hacer de Europa un lugar atractivo para la innovación biofarmacéutica. Pero la competencia en este terreno todavía es fuerte, si se tiene en cuenta la amplia experiencia de Estados Unidos y la reciente incorporación de los países asiáticos que han superado los obstáculos que les impedían llevar a cabo labores de I+D.
Como en una carrera de fondo, desde 2007, este proyecto de colaboración público-privado lucha por eliminar el cuello de botella en la I+D de nuevos fármacos, con el fin de acelerar su llegada al mercado.
En este contexto, la Plataforma Tecnológica Española Medicamentos Innovadores, junto con el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial y el Instituto de Salud Carlos III, organizó el pasado 25 de noviembre en Madrid el Innovative Medicines Initiative Infor Day de la tercera convocatoria. Durante esta jornada informativa se dieron a conocer más detalles sobre la iniciativa, como paso previo a la apertura del periodo de presentación de propuestas, que se inició el pasado 18 de diciembre y se prolongará hasta el 18 de enero de 2011.
Ante la apertura de esta nueva convocatoria, el director de la Oficina Ejecutiva de IMI, Michel Goldman, se mostró convencido de que, en un futuro próximo, se van a producir “beneficios tangibles” para el tratamiento de pacientes en estas siete nuevas áreas. Firme defensor de la teoría de que la unión hace la fuerza, Goldman cree que aún se debería estar “más abierto a la colaboración” entre la industria farmacéutica y otros actores clave en la investigación.
En esta misma línea, se encuentra el coordinador de la Efpia, Martin Pan, que abordó la necesidad de mejorar los modelos preclínicos y herramientas de investigación para los medicamentos contra la tuberculosis. A su juicio, un jugador único no puede resolver el problema del desarrollo de terapias contra esta enfermedad, por lo que “los consorcios industriales son clave para el desarrollo de nuevas combinaciones de fármacos”. En una frase, Pan resumió una idea que puede ser aplicable a toda esta iniciativa: “Nadie puede silbar una sinfonía. Se necesita una orquesta para tocar”.
No obstante, para poder trabajar juntos de forma efectiva es preciso disponer de “un marco común y la normalización de los procedimientos”. Así lo defendió Consuelo Huerta, representante de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps). Como señaló Magali Poinot, responsable de IPRs y temas legales de IMI, nos encontramos ante “una política y multiplicidad de intereses”. En este contexto, Poinot aclaró aspectos sobre la propiedad industrial y centró su exposición en la protección de los resultados generados en los consorcios público-privados y adelantó la publicación de la Guía sobre Propiedad Industrial.
Participación española
La representante española de IMI, Marta Gómez Quintanilla, explicó que la primera convocatoria contó con un presupuesto estimativo de 246 millones de euros, con el que se financió un total de 15 proyectos relacionados con las áreas del alzhéimer, asma, cardiovascular, dolor crónico, depresión, diabetes y esquizofrenia. En esta ocasión, hubo un total de 17 participantes españoles, entre los que se encontraba el laboratorio catalán Esteve, cuya experiencia ilustró Eduard Valentí.
Además, en la siguiente convocatoria se destinaron alrededor de 160 millones a otras patologías que también requerían una opción terapéutica urgente, como proyectos ligados al hallazgo de medicamentos para tratar el cáncer, las enfermedades infecciosas y la inflamación.
En total, IMI tiene previsto destinar una cantidad que ronda los 2.000 millones de euros a impulsar la innovación, lo que se espera repercuta en el beneficio socio-económico de los ciudadanos europeos e incremente la competitividad del continente a nivel mundial.