Ildefonso Hernández

Director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad

| 2010-11-26T16:02:00+01:00 h |

Pregunta. ¿Hasta qué punto la crisis incide en el resto de políticas de salud pública?

Respuesta. Las crisis tienen efectos negativos en salud, aunque de forma anecdótica hay datos positivos. Limitando estas cuestiones, tienen un efecto en las políticas de salud pública que pueden ser más fácilmente recortables, al ser políticas a largo plazo. Afortunadamente el buen trabajo realizado en el seno del Interterritorial ante la gripe A ha hecho ver al conjunto del SNS que los profesionales de salud pública garantizan la seguridad sanitaria y alimentaria, la prevención, etc., y son una pieza esencial para la sostenibilidad. Creo que la crisis afectará menos a las políticas de salud pública que a la salud de la población.

P. Respecto a la gripe, ¿se han mantenido los porcentajes de vacunación o se han visto afectados por la publicidad negativa que generada en torno a las vacunas de la gripe A?

R. En la campaña de gripe estacional las previsiones se basan en las tendencias generales y en lo sucedido en el hemisferio sur. No se esperan cambios relevantes o un problema especial, sino que sea una temporada como las habituales. Respecto a la vacunación, de momento hay datos anecdóticos y es prematuro tener unos datos consolidados de cobertura.

E.M.C./C.A.

Madrid

Aunque ha reducido el presupuesto de salud pública, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad no ha modificado sus partidas de ayuda a la prevención a comunidades autónomas y organizaciones no gubernamentales. El compromiso, por lo tanto, continúa, pero, ¿hasta qué punto puede la crisis afectar el corazón de las políticas de salud pública? Sobre ello habló EG con el director general de Salud Pública.

Pregunta. El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. ¿Cuál es la tendencia actual de la enfermedad en nuestro país?

Respuesta. Si observamos las tendencias del sistema de vigilancia de nuevos diagnósticos vemos que la transmisión fundamental es la vía sexual. Los nuevos diagnósticos se han estabilizado en usuarios de drogas y heterosexuales. Sin embargo, notamos un ligero incremento entre homosexuales masculinos. El impacto global más o menos está estable, no hemos visto ningún repunte en los últimos años, aunque debemos seguir con atención si se confirma esa tendencia en el colectivo masculino homosexual.

P. ¿Qué datos sobre prevalencia maneja el Ministerio de Sanidad?

R. Las estimaciones son difíciles. Mantenemos que el número de infectados oscilará entre las 120.000 y las 150.000 personas con VIH. La cifra de prevalencia es más difícil de disminuir aunque, afortunadamente, con los tratamientos se ha convertido en una enfermedad crónica que no afecta a la esperanza de vida. Está estable, no hay estimaciones al alza.

P. Como consecuencia de la crisis, ¿se han recortado los recursos destinados a la prevención?

R. En los presupuestos de cada comunidad autónoma y de cada ayuntamiento resulta difícil saber cuál es la partida. Hemos visto partidas que han disminuido, pero el efecto global en los presupuestos resulta difícil de estimar en este momento. El ministerio no ha modificado sus partidas de ayuda. Por ejemplo, las subvenciones a la prevención a comunidades y ONG se mantienen, aunque se ha reducido el presupuesto de salud pública. Lo normal es que suceda como en casi todo, que haya alguna disminución.

P. ¿Es posible que se puedan reducir las partidas destinadas a esto o que se produzca un desvío de las guías farmacoterapéuticas?

R. Nunca lo he visto. He trabajado en VIH muchos años y he analizado las guías clínicas en todo momento. Estuve en la comisión de sida desde 1986 y he participado en la elaboración de las guías de recomendaciones sanitarias desde hace mucho tiempo. Normalmente, la situación económica no es un ingrediente que afecte a las cuestiones terapéuticas en el SNS. Se pueden tomar medidas para ser más eficientes, controlar que no se tire nada, que el número de pastillas sea el adecuado, medidas que no se adoptan en otras circunstancias, pero las indicaciones farmacoterapéuticas son algo que no se cambia, lo mismo que sucede en las indicaciones de una prueba diagnóstica o una intervención, aunque sea compleja. Es un patrimonio a salvo de esta situación.

P. Hablemos de la nueva Ley de Salud Pública. ¿Qué espera usted de ella?

R. La nueva Ley de Salud Pública hace que la materia suba en la agenda política. Queremos que sea así porque los beneficios de estas políticas no son palpables, los resultados en salud no suelen relacionarse con políticas de años anteriores. Es un ejercicio de gran responsabilidad y compromiso mantener la salud pública, y el hecho de que haya una ley ayuda en este objetivo y da relevancia ante la sociedad, que sabrá que los esfuerzos de ahora van a tener un efecto en términos humanos muy importante, porque mejora el abordaje de los grandes retos de la salud pública, bien sea el sida, la obesidad, las enfermedades mentales o el cáncer, que tiene nuestra sociedad y la futura.

P. ¿Este peso se refleja también en los presupuestos?

R. Los presupuestos dedicados a la salud pública en los países de la OCDE siguen siendo muy bajos, por debajo del 2 por ciento. Teniendo en cuenta la eficiencia de esa inversión, si conseguimos evitar cada año 1.000 cánceres de pulmón más, tiene una efectividad tremenda en términos sanitarios, y supone una contribución a la sostenibilidad del sistema, aunque éste no sea su objetivo principal, que es evitar tragedias humanas. Llevar la prevención a la agenda política y situarla ante la sociedad es importante, porque implica que todos nos tenemos que molestar en algo para lograr el beneficio de unos pocos.

P. ¿Cuáles son sus objetivos?

R. Entre otros, mejorar la calidad de las acciones de salud pública y facilitar el modo en el que se gobierna la salud pública española: canalizar los flujos de información, compartirla, conseguir ganar en eficiencia obteniendo recomendaciones preventivas comunes o con una enorme calidad y que eviten duplicidades. En una estructura como la española, que es muy rica, se trata de aprovechar lo mejor de cada uno para ponerlo al servicio de todos. No se trata tanto de crear estructuras nuevas como de crear sistemas que aprovechen la aportación de los mejores expertos en prevención en cada área para hacer recomendaciones nacionales. Se trata de facilitar esa coordinación y aprovechar la riqueza y la vitalidad de la salud pública española.

P. Uno de los puntos de la futura ley es establecer el marco legal para fijar las actuaciones de las distintas administraciones sanitarias, ¿qué tipo de dificultades se pretenden resolver?

R. Enlaza con lo anterior. Se trata de facilitar el funcionamiento de la organización, en relación al flujo de la información, por ejemplo. Hay que poner unos criterios básicos comunes en las acciones de salud pública que sean comunes. Que sean de alta calidad, eficientes, de alta evaluación, sistemas de información… Se trata de mejorar, no hay dificultades serias, pero sí hay procesos que pueden mejorar las acciones para potenciar aquello en lo que hay fundamento científico y alcanzar la excelencia.

P. ¿Cabe la posibilidad, a medio plazo, de satisfacer su solicitud de integrarse en los sistemas sanitarios regionales?

R. Es una cuestión que compartimos con los profesionales de salud pública. Creemos que debe existir equidad en relación a otros profesionales, y en algunas disposiciones del texto se avanza para que se aplique a ellos lo que está dispuesto en la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias. Por otro lado, también se reconocen como profesionales de salud pública todos aquellos que hacen funciones de salud pública en estos servicios. Se admite el carácter multidisciplinar de la salud pública y, por otro lado, se dispone que se igualen en la aplicación de la carrera profesional. En este sentido, se avanza en el reconocimiento de sus derechos.