| viernes, 02 de noviembre de 2012 h |

En la historia del cine siempre ha habido equívocos respecto a algunas frases que creemos que se dicen en algunas películas y que, realmente, no son exactamente como creemos recordarlas. Es el caso de ese: “Luke, yo soy tu padre”, que teóricamente pronuncia Darth Vader en El Imperio Contraataca, con el que reconocía que era el padre de Luke Skywalker (la frase original es: “No, I’m your father”, es decir, “No, yo soy tu padre”). O ese: “Tócala otra vez, Sam” que también teóricamente pronuncia Humphrey Bogart en Casablanca, cuando en realidad el speech es un poco más largo: “You played it for her, you can play it for me. If she can stand it, I can. Play it!” (algo así como “La tocaste para ella, tócala para mí. Si ella la resistió, yo también. ¡Tócala!”). O el clásico “¡Más madera!” de Groucho Marx en Los Hermanos Marx en el Oeste, cuando lo cierto es que lo que gritaba Groucho era: “¡Traed madera!”. Como se ve, a veces tapamos la realidad y consideramos real lo que no es.

Esto es lo que ha estado pasando en la Comunidad Valenciana, donde se ha intentado dar normalidad a una situación que para nada lo es. Cuando en un país no se paga a los farmacéuticos, que son un importante agente de salud, y, sobre todo, cuando se les hacen falsas promesas de que se les abonará lo pendiente y luego día tras día chocan con la realidad, algo no funciona bien. Cuando en un país los farmacéuticos tienen que cerrar sus puertas para presionar a las administraciones locales y, de esta forma, poder cobrar, es que no estamos por buen camino. Y cuando en un país, organizaciones colegiales se meten en jardines para colgarse una medalla de vaya usted a saber qué en vez de dedicarse a la labor que es base de su existencia, es que la realidad ha quedado escondida muy, pero que muy detrás de lo que se nos presenta como real. Pero, como decía Groucho, la frase real no la del imaginario popular, “¡Traed madera!, ¡Traed madera!”.