| viernes, 06 de julio de 2012 h |

Seis meses después de entrar en vigor, la tasa del euro por receta que se implantó el pasado 23 de junio en Cataluña puede ser suprimida. Por lo menos eso acordó la semana pasada el Parlamento de Cataluña, que, con los votos a favor de CiU y el PP, aprobó instar al gobierno de esa comunidad autónoma a analizar en los próximos meses los efectos sobre las finanzas catalanas de la aplicación de la tasa sanitaria estatal y del euro por receta, y, de acuerdo con este análisis y “en el marco de los presupuestos de la Generalidad de Cataluña para el año 2013 y de acuerdo con los objetivos de déficit, valorar la continuidad de la tasa “. Sí, se podría pensar, a primera vista, que el euro por receta tiene los días contados. Que ese tributo que ha puesto a los farmacéuticos a los pies de los caballos será suprimido. Que la imagen de recaudador que se ha dado a los farmacéuticos catalanes desaparecerá de un plumazo a partir del 1 de enero de 2013. Que…

Mucho nos tememos que no va a ser así. Que los farmacéuticos deberán seguir explicando a los pacientes que ese euro no va a sus bolsillos, sino a los de la Hacienda regional. Que el acuerdo adoptado por el Parlamento de Cataluña no entrará en vigor. Que los ciudadanos catalanes, en materia farmacéutica, son distintos al resto de los españoles. Que… Que, una vez más, se trata de un juego político. De un “vamos a llevarnos bien y no nos pisemos las mangueras”. De un “si tú no me das yo no te doy”. De, en definitiva, un fuego de artificio político que ha pillado en medio, como casi siempre, al colectivo farmacéutico.

Y es que, este colectivo parece que siempre es el que tiene que pagar los platos rotos en un país que está con el agua al cuello. Hay muchos ejemplos de ello. ¿El último? El de los farmacéuticos de la Comunidad Valenciana, que están sometidos al yugo de los impagos. Veremos cómo se soluciona este asunto pero lo que no puede ser es gastar dinero en unas cosas mientras que se debe por otro lado.