Los datos que reflejan la deuda que las comunidades autónomas deben a las compañías farmacéuticas por el suministro de medicamentos en el ámbito hospitalario ponen los pelos de punta a cualquiera. Más de 3.400 millones de euros, o lo que es lo mismo el 62 por ciento del gasto hospitalario en medicamentos para todo un año, con un retraso medio de pago que asciende a 281 días. O lo que es lo mismo, un medicamento servido el 1 de enero de 2010 no se pagó hasta el 9 de octubre, hace escasamente una semana. Así que, hasta entonces, las autonomías estuvieron viviendo de la financiación de sus proveedores farmacéuticos en todos los productos consumidos durante 2010.
La crisis financiera y de recursos que afecta a las administraciones públicas ha sido letal en los últimos dos años para multitud de pequeñas empresas, que no cobraban por los servicios prestados a la Administración. El resultado ha sido visto por todos: cierre de empresas y desempleo. Y todo, a pesar de que muchas de esas pymes eran viables y rentables, hasta que se cruzaron con la Administración morosa. La industria farmacéutica no puede elegir. Su comprador principal, por suerte o por desgracia, es la Administración y, por tanto, tiene que sufrir en sus bolsillos los problemas financieros del pagador. Pero la situación de la industria, y más después de los dos ‘decretazos’ de este año es crítica, y muchas pequeñas, y no tan pequeñas, compañías tendrán serias dificultades para financiar por más tiempo lo que se les adeuda. Los chicles se pueden estirar, pero siempre hay un momento en el que se rompen. Y entonces, no hay solución.