Mientras que algunos países comienzan a dar síntomas claros de recuperación económica, en España la situación de crisis se puede alargar durante, al menos, un año, según indican algunos de los analistas más optimistas. En este escenario, la industria farmacéutica se ha vuelto a poner como ejemplo de sector a imitar para acelerar el cambio de modelo productivo de nuestro país. No es de extrañar ya que, según ha indicado el director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, la industria farmacéutica es especialmente fuerte en todos aquellos puntos flacos que afectan al sector industrial español: baja productividad, elevado porcentaje de empleo poco cualificado, escaso dinamismo exportador, bajo nivel de inversión en I+D y bajo peso de los sectores tecnológicos.
El sector farmacéutico, en este año crítico, se ha comprometido a mantener el empleo y a invertir más, tanto en I+D, como a nivel industrial y de exportaciones. Y lo está cumpliendo. Precisamente al contrario de lo que la mayoría de los sectores han hecho y que ha provocado un agravamiento de la crisis. Por ese motivo, la industria farmacéutica implantada en nuestro país, debe ser mimada por las administraciones para que esa situación no se revierta y se aleje, aún más, la luz al final del túnel.
El año 2009 está siendo un ejercicio duro para todos, pero el año que viene no lo será menos. Las arcas públicas tendrán una situación mucho peor que la actual, especialmente si la creación de empleo no empieza pronto, y la tentación de reducir gastos a cualquier costa estará presente. Por ese motivo, antes de tomar decisiones precipitadas se deberían analizar las consecuencias que tiene cada acción, que podrían provocar una ralentización adicional a la salida de la crisis y un retroceso de varios años en lo alcanzado hasta ahora.