| viernes, 06 de mayo de 2011 h |

Como si fuesen lentejas, esas que si quieres las comes y si no ya sabes lo que tienes que hacer, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha respondido la contrapropuesta recibida del Consejo de Colegios de Farmacéuticos Andaluces (Cacof) al borrador de lo que el departamento dependiente de la Consejería de Salud que comanda María Jesús Montero denominó Plan de Estabilidad para la Farmacia Andaluza. Es decir, que la respuesta por parte del SAS ha sido, como en otras ocasiones, un nuevo ‘trágala’. Y todo ello con fecha de caducidad, el 10 de mayo. Esa es la fecha límite que ha puesto el SAS para que los farmacéuticos andaluces digan si pasan por el aro, con subastas incluidas, o si, por el contrario, se oponen a ello.

De la respuesta que den los farmacéuticos andaluces depende no solamente el futuro de la farmacia andaluza, sino que el efecto mancha de aceite en muy común cuando se habla de recortar el gasto farmacéutico y se podría extender al resto de comunidades autónomas. Y es importante porque los farmacéuticos deben demostrar que tienen voz y voluntad para hacer frente a presiones y ultimátum provenientes de las diferentes administraciones autonómicas.

Sabemos que la presión a la que se está sometiendo a los farmacéuticos andaluces es muy grande. Sabemos que la sombra de los impagos planea sobre sus cabezas, como lo hace, por ejemplo, sobre la del presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Murcia, Prudencio Rosique. Sabemos que es complicado trabajar con la espada de Damocles todo el día sobre el cuello. Sí, pero pensamos que es hora de que el colectivo diga de una vez por todas ‘no’. No más chantajes y no más ultimátum. El colectivo farmacéutico debe hacerse valer y solamente así será reconocida su función sanitaria, algo que reclamó la presidenta del CGCOF, Carmen Peña, en la Comisión de Sanidad del Congreso en relación a la futura Ley General de Salud Pública. Ese es el único camino, los otros, con atajos, son el precipicio.