Durante la movida madrileña una canción, como lo hicieron otras tantas, se convirtió en todo un himno. Se trataba de Malos tiempos para la lírica, de Golpes Bajos. Un titulo que podría aplicarse a la actualidad de sector. Realmente no corren buenos tiempos para la lírica, por lo que los fuegos de artificio deben dejarse definitivamente para mejores momentos y debemos ir al meollo de la cuestión. Sin rodeos. Sin atajos. Eso es lo que se hizo durante la jornada organizada la semana pasada por EG, con el patrocinio de Cofares, que bajo el título “Distribución Farmacéutica. Un servicio de Valor Añadido”, analizó lo que representa este agente de la cadena del medicamento dentro del Sistema Nacional de Salud. ¿Conclusión? Si no hubiese una distribución farmacéutica como la que opera en España habría que inventarla.
Eso es lo que opinan las administraciones (Ministerio de Sanidad incluido), las oficinas de farmacia, los laboratorios farmacéuticos y, en definitiva, lo que pensarían todos los ciudadanos españoles si conocieran más en profundidad lo que representa este agente sanitario. Una necesidad de la distribución que tiene que llevar, ineludiblemente, a que se considere a esta una herramienta necesaria para garantizar el funcionamiento del modelo y, sobre todo, su viabilidad. Por ello, y en referencia a la viabilidad de las distribuidoras, se hace necesario modificar su sistema de remuneración. En un marco en el que los precios de los medicamentos están en caída libre, parece complicado subsistir en base a un margen sobre ese medicamento. Hay trabajo por delante.