| viernes, 10 de septiembre de 2010 h |

Cataluña es punta de lanza en muchos aspectos, pero en el ámbito sanitario y de la farmacia, en particular, los responsables de esta comunidad autónoma siempre han ido por delante, abriendo nuevos caminos y explorando alternativas imaginativas que permitan compaginar los intereses del sector, de los pacientes y de la Administración. El modelo de retribución que están negociando en Cataluña para un gran abanico de servicios, muchos de los cuales eran financiados anteriormente por el margen del medicamento, es una muestra de hacia dónde debe ir la retribución de las oficinas de farmacia. Sin pasos como éste, muchos de los servicios que actualmente se prestan en las oficinas de farmacia tendrían que dejar de realizarse por imposibilidad económica.

Pero, lógicamente, no serán los farmacéuticos los únicos beneficiados del nuevo escenario. Los pacientes verán como se profesionaliza, aún más, el seguimiento farmacoterapéutico o las actividades de prevención de enfermedades, beneficiándose del acceso inmediato que tienen al profesional sanitario más cercano a la población. Se trata, además, de una oportunidad única en la que el farmacéutico puede convencer a los gestores sanitarios de que su actividad, además de mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes, puede ir ligada a una mejor utilización de los recursos sanitarios logrando un uso eficiente de los mismos. Con ello, la Administración también saldrá beneficiada. Por ello, los indicadores que se establezcan para determinarlo serán vitales para futuras ampliaciones de programas.

Es un paso, pero no hay duda de que todos los ojos del resto de comunidades autónomas y colegios de farmacéuticos se pondrán encima de los proyectos que en Cataluña se desarrollen para, seguramente, implantarlos en todas las autonomías. Por eso, ahora más que nunca el farmacéutico debe demostrar su papel como profesional sanitario y asegurarse su futuro dentro del sistema.