M.R. / J. R-T. Madrid | viernes, 24 de octubre de 2014 h |

La Organización Médico Colegial (OMC) ha cambiado el bisturí por la pluma y ha realizado una operación a corazón abierto donde solo ha encontrado, según su modo de ver, una descomposición de los principales órganos que conforman el sector farmacéutico: el modelo de farmacia, las prácticas de la industria, la distribución farmacéutica y diversas legislaciones estatales o autonómicas. Sin embargo, durante la intervención, no ha encontrado ningún síntoma adverso en el sistema médico, al que en ocasiones victimiza por el resto de defectos.

Para la OMC, unos de los cánceres que habría que atender primero es el modelo mediterráneo de la farmacia. “La directiva de la Comisión Europea de liberalización de servicios para aumentar la competencia deberá ser aplicada en el ámbito de las oficinas de farmacia”, explica. Como consecuencia de este diagnóstico, receta que “las farmacias deberían ser concesiones temporales, obtenidas por sistema meritocrático y retornar el derecho de la autorización a la Administración por jubilación, renuncia o defunción”.

Otro de los diagnósticos negativos para los farmacéuticos es la puesta en tela de juicio sobre la calidad de su labor profesional: “Sería muy útil estudiar si el incremento del coste de un medicamento en un 38,7 por ciento para el usuario justifica el servicio recibido”, dicen. Por ello, el tratamiento a seguir para evitar este incremento sería “el suministro directo desde los servicios de farmacia de atención primaria o la adquisición directa desde una central de compras”.

No está exenta de críticas la farmacia hospitalaria y, sobre todo, el gasto que se genera en ella. “Se hace imprescindible el análisis y la transparencia en la dispensación hospitalaria y se desconoce las características de la utilización de medicamentos. El gasto hospitalario ha venido rodeado siempre de un halo de opacidad”, aseguran.

Otro de los órganos del sector que la OMC ha visto dañado es la industria farmacéutica. La organización le propone al sector una serie de acciones para reducir sus costes y que ello repercuta en el precio de los medicamentos, así como invertir en patologías que considera olvidadas. “La investigación sobre nuevos medicamentos olvida de forma preocupante algunas patologías poco rentables”, denuncian. Las críticas llegan aún más lejos cuando aseguran que “aunque el medicamento incrementa la esperanza de vida, no siempre se acompaña de una calidad de vida óptima”.

La OMC también critica a la industria al considerar que la formación que ofrece está financiada con dinero público y que atiende a intereses particulares. “El soporte financiero de las actividades de publicidad, promoción e información que se realiza sobre los prescriptores está repercutido en el precio de venta (en torno a un 12-16 por ciento) y las utiliza de acuerdo con sus intereses a pesar de que son financiadas mayoritariamente por el SNS aunque éste no tenga capacidad de intervención”.

De cara a la administración sanitaria, la OMC también recomienda emprender algunas medidas para controlar el gasto. “Debe cumplirse la cláusula de eficiencia. No se debe financiar ningún medicamento si no demuestra mayor eficiencia”, recalcan. Asimismo, recuerdan que “la contracción del gasto en farmacia ha sido inferior a países de la Eurozona con situaciones críticas de ajuste fiscal y estabilidad presupuestaria”.