La industria farmacéutica, por su carácter innovador y su vocación global, tiene potencial de sobra para convertirse en uno de los nuevos motores de nuestra economía. Ese es, al menos, el mensaje que trasladó Jordi Ramentol, presidente de Farmaindustria antes de que tuviera lugar la asamblea general ordinaria de la patronal. Pero para que esto sea posible, según manifestó Ramentol, “es preciso que la administración y la industria se reúnan para elaborar un plan estratégico que permita a las empresas del sector desarrollar sus proyectos a largo plazo”.
De ese plan estratégico deberían quedar excluidas las medidas cortoplacistas dirigidas a los márgenes de los proveedores. “Esta es una vía agotada. Se ha recortado el gasto farmacéutico en torno a un 30 por ciento en los últimos tres años, ya hay empresas que han tenido que ajustar sus plantillas o que han dejado de invertir en innovación. Tenemos que revertir esta situación y atraer inversión”, argumentó el presidente de la patronal.
Una de las medidas que Farmaindustria considera contraproducentes es la introducción del criterio del precio más bajo para la financiación de los medicamentos, lo cual puede degenerar en una dinámica de bajadas continuas de precios, “que no se corresponden con la estabilidad que se pide”. A su vez, advirtió de que “con este sistema aumenta el riesgo de desabastecimiento, debido a que se deja en manos de una sola compañía la responsabilidad de proveer el fármaco”. Y es que, para Ramentol, “sería mejor introducir un modelo en el que el precio final saliera de la media de varias opciones, de modo que el suministro quede además garantizado”.
El problema de los impagos
Otro tema que preocupa a la industria es el de los impagos. Pese a que todos están de acuerdo en que el plan de pago a proveedores, que empezará a funcionar a principios de julio si se cumplen los plazos establecidos por el ministerio, servirá para dar oxígeno a las compañías más afectadas, lo cierto es que está comenzando a aflorar cierta incertidumbre con respecto a lo que pueda ocurrir con la deuda que se ha generado en los primeros meses del año, que podría ascender, según estimaciones de Farmaindustria, a los 1.500 millones de euros.
En este sentido, es preciso recordar que el plan de pago solo contempla el abono de la deuda acumulada hasta el 31 de diciembre de 2011, por lo que habría que ver cómo afrontan las comunidades la correspondiente a 2012, teniendo en cuenta que algunas “no han abonado ni una sola factura en lo que va de año”, según confirmó Humberto Arnés, director general de la patronal.
Otro de los aspectos sobre los que trataron los representantes de Farmaindustria fue el de la inclusión en el RDL 16/2012 de la obligatoriedad de dispensar un medicamento genérico cuando este se encuentre a precio menor. El presidente de la patronal confirmó que habían solicitado al Ministerio de Sanidad la no inclusión de esta disposición. “Habrá que ver, en todo caso, cómo se aplica en la práctica”, señaló Ramentol.
Arnés, por su parte, mantuvo una visión más optimista sobre este asunto, ya que considera que la legislación deja la puerta abierta a la libertad de prescripción por denominación comercial en determinados casos, como aquellos en los que esté en peligro la adherencia al tratamiento. “En esos casos, si el médico prescribe por marca la dispensación se hará por marca, por lo que es justo reconocer que la nueva normativa ha sido dotada de un cierto equilibrio”, culminó el director general de la patronal farmacéutica.