Decisiones informadas, con sensibilidad y comunicadas con antelación. Es lo mínimo que la industria farmacéutica pide a la Administración ante la mayor reforma del Sistema Nacional de Salud desde su creación, la cual implicaría una reducción del gasto en unos 7.000 millones de euros anuales. Las medidas para conseguir ese ahorro tendrán que ser discutidas en el Consejo Interterritorial del próximo miércoles y podrían ser aprobadas por la vía del decretazo en el próximo Consejo de Ministros. Mientras, la industria aguarda con preocupación el anuncio de los detalles y espera que no se vuelva a recurrir a la reducción del precio de los medicamentos.
Lo que parece claro es que una nueva caída del gasto farmacéutico será difícilmente eludible. En este sentido, la industria farmacéutica, que se muestra comprensiva con la delicada situación de las arcas públicas, ha pedido a la Administración que antes de meter la tijera ofrezca datos precisos. Y es que, mientras las cifras del Ministerio de Sanidad sitúan el gasto en farmacia en cifras próximas al 19 por ciento del gasto sanitario, en las últimas semanas se han publicado informaciones que lo colocaban en el 25 por ciento.
A este respecto, Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg) ha querido matizar los datos reales. “La cifra actual se mueve en el entorno del 17,5 por ciento y está bajando debido a que el 1 de abril entraron en vigor los nuevos precios de referencia”, señaló.
Con estos datos sobre la mesa, lo que falta por conocer es la cuantía en la que el Gobierno espera reducir la factura farmacéutica, una cuantía que aún desconocen desde Farmaindustria. En declaraciones a EG, fuentes de la patronal reconocieron que “no hay información”, a pesar de haber pedido durante la semana pasada alguna reunión con los responsables de Sanidad.
Lo que es exigible, según Farmaindustria, es que el recorte en farmacia se aplique de forma proporcional al porcentaje que supone sobre el gasto sanitario, por lo que no debería estar por encima de los 1.330 millones, aunque hay rumores que apuntan a que este podría superar los 3.500 millones e incluso llegar a los 4.000.
A partir de aquí, las dudas se centran en las herramientas que va a utilizar el Gobierno para lograr su objetivo. Las opciones son variopintas, aunque los antecedentes no ofrecen un panorama halagüeño para la industria.
Reducción del precio
Concretamente, esta teme una nueva reducción en el precio de los medicamentos, una medida que cuenta con el rechazo más absoluto de los distintos subsectores que la componen. Este rechazo fue constatado, por un lado, por Jordi Ramentol, presidente de Farmaindustria, que aprovechó su paso por los micrófonos de Intereconomía que acudieron a los Premios Fundamed-El Global para recordar que “ya se han ahorrado más de 4.000 millones con los recortes introducidos en los últimos años y muchas compañías se encuentran al límite de lo que podrán soportar”.
En este punto coincidió con Regina Revilla, presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), que criticó el hecho de que “sean siempre las empresas las que cargan con los recortes del gasto sanitario”.
Sobre este particular, Rafael García Gutiérrez, director general de la Asociación Española de Autocuidado (Anefp) advirtió que introducir un nuevo recorte de los precios sería una “barbaridad”, ya que se comprometerían los beneficios de las compañías y podrían comenzar las deslocalizaciones. “Las consecuencias de esto pueden ser la falta de inversión en I+D, lo cual es perjudicial para la propia salud, así como la deslocalización de estas compañías que causará la pérdida de empleos”, indicó García Gutiérrez.
Por su parte, Rodríguez de la Cuerda recordó que ya venimos de tres recortes que han bajado el coste de la prescripción médica, pero que no han incidido con la misma fuerza en el gasto farmacéutico. “Por este motivo, no vemos aconsejable dirigir las medidas a la oferta, sino más bien a la demanda”, señaló. Y es en este ámbito en el que Gobierno ya ha introducido algunas líneas de actuación, que apuntan a la introducción del copago progresivo.
Sobre esta medida, la industria muestra cierta comprensión. Revilla lo ve como una forma de que “la población valore el SNS y los medicamentos de los que dispone”. Por su parte, García Gutiérrez recuerda que Anefp siempre ha estado a favor de un copago “en función de la cantidad de renta, no de su origen”.
Además de esta medida, desde Anefp sugieren que si lo que el Gobierno busca es ahorro, debería centrarse en la desfinanciación de grupos terapéuticos que sirvan para el tratamiento de síntomas menores. “Solo desfinanciando el 5 por ciento de todos los fármacos de este tipo se ahorrarían más de 1.200 millones”, aseguró. Rodríguez de la Cuerda, por su parte, llamó a promover los genéricos, que según la patronal han generado un ahorro de unos 11.000 millones en los últimos once años. Eso sí, de lo que apenas se habla es de la introducción de una central de compras para todo el SNS, la cual sería “legítima”, según Farmaindustria.