Pregunta. Naciste en Marruecos, viviste en Murcia, estudiaste en Valencia y ahora Madrid. Tantos sitios como diluciones.
Respuesta. Podemos hablar de dilución de ciertos prejuicios. Poder conocer otras culturas me ha ayudado a poder comprender a otras personas.
P. Tu pasión por la homeopatía viene de familia ¿no?
R. Cuando estaba en cuarto curso en la facultad mi padre, que también es farmacéutico, me presentó a Jean-Michel Coll (que luego sería mi jefe) y me propuso hacer una conferencia sobre homeopatía. La organizamos y me pareció muy raro, pero mi padre me dijo: “estudia, observa y sacarás conclusiones”. Viendo la práctica real es difícil no enamorarse de la homeopatía.
P. Te gusta conversar con amigos. ¿Cuántas veces has tenido que hacerlo para explicar qué es la homeopatía?
R. Muchas. La gente se suele posicionar de manera muy rápida a favor o en contra porque no hay una información clara de qué es la homeopatía. No es la panacea (ninguna técnica lo es) pero puede ser resolutiva o ayudar.
P. Alguno no acaba de convencerse. Lo esencial es invisible a los ojos, le decía el zorro al Principito.
R. Antoine de Saint-Exupéry tenía mucha razón. Hay cosas importantes que no aparecen de modo evidente. En el caso de los homeopáticos lo que nos convence es la práctica.
P. El Principito también decía que caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
R. A veces hay que hacer zigzag, hablar con otras personas, abordar los problemas que puede haber…
P. ¿Quién es el cardenal Richelieu de la homeopatía?
R. Es un personaje muy rico en matices. Si nos referimos a la persona que desde una manera racional desarrolla la homeopatía, diría las escuelas francesas.
P. ¿Os consideráis La Galia de la industria farmacéutica?
R. Es verdad. Dentro de la Galia romana había un pequeño pueblo que resistía. Si hace referencia a la campaña orquestada por pequeños focos en contra de la homeopatía para desacreditarla solo podemos decir que nos sorprende mucho. No sabemos por qué hay personas con tanto empeño, sobre todo en las redes sociales, en hablar mal, muchas veces sin fundamento, de la homeopatía.
P. Seguimos pendientes de la aprobación del proyecto de orden ministerial. ¿Se está haciendo larga la novela?
R. Este proyecto podría haberse aprobado pero no tenemos una respuesta clara. Lo que podemos decir es que siempre que hablamos con la Administración tenemos respuestas amables. Es verdad que nos van dando largas pero suponemos que están con otros dossiers más urgentes
P. ¿Tendrá un final feliz?
Por supuesto. Nosotros nos fiamos plenamente de lo que nos dicen desde la Administración. Entendemos que el ministerio tenga temas más urgentes.
P. Y con las sociedades científicas, ¿Qué género literario definiría mejor su relación?
R. Para explicar la homeopatía hay que utilizar la prosa. Cuando nos dirigimos a los profesionales hay que explicarles las realidades de manera clara.
P. Toca elegir: ¿El Principito o el libro blanco de la homeopatía?
R. ¡Qué difícil! Creo que me quedo con el libro blanco de la homeopatía; es mi pasión.
Miguel Barelli (Rabat, 1967) aprovecha cualquier momento para hablar de su pasión: la homeopatía. A ella lleva dedicado toda una vida. Concretamente desde cuarto de carrera, cuando escuchó hablar por primera vez de estos fármacos. Reconoce que al principio “le pareció raro” pero, haciendo caso a su padre, observó y sacó conclusiones. “Es difícil no enamorarse de la homeopatía”, dice.