lucía barrera
Madrid
La aplicación de la Genética y la Genómica a la investigación en salud ha abierto nuevas posibilidades en tratamientos, pero también introduce cambios radicales en los procesos de descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos. La pregunta que añade el desarrollo de estas técnicas es: ¿hasta qué punto es real la traslación clínica?
Para responder ésta y a más cuestiones, un grupo multidisciplinar de profesionales, procedentes de la economía, la investigación y la práctica clínica, han elaborado el documento “La evaluación económica en Farmacogenómica oncológica y hematológica”, impulsado por el Instituto Roche con la colaboración de la Fundación Gaspar Casal.
De este modo, el análisis, que se presentará a las autoridades sanitarias en septiembre, plantea que el agotamiento del modelo de blockbusters lleva a la industria farmacéutica a la segmentación de pacientes y enfermedades, cuyos instrumentos de vanguardia son las opciones tecnológicas aportadas por la Farmacogenómica.
En este sentido, para Juan del Llano, director general de la Fundación Gaspar Casal, estos avances pueden y deben cambiar la estructura de los servicios clínicos y de los contratos entre industria y Administración.
Un ejemplo de ello son los contratos de riesgo compartido, que empiezan a ser utilizados en Inglaterra, y quizás pronto en Cataluña, que distribuyen el riesgo financiero al condicionar la utilización futura a los resultados. “Es un beneficio compartido, pero quien más pone es la industria”, apuntó Jaime del Barrio, director del Instituto Roche.