Cada vez son más las compañías farmacéuticas presentes en las redes sociales y otras plataformas online. Ante este crecimiento la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha publicado los borradores de dos guías para el uso de redes sociales. El objetivo de la agencia es regular el uso de estas plataformas para asegurar la veracidad y calidad de la información que se aporta.
Uno de los puntos más controvertidos del borrador, que está en periodo de alegaciones hasta el 16 de septiembre, es el que se refiere al uso de la red social Twitter. Aquí, la FDA requiere que si las farmacéuticas utilizan esta plataforma para promocionar los beneficios de sus medicamentos, deberán obligatoriamente informar de todos los efectos secundarios, incluso los más nocivos, condensados en los 140 caracteres que te permite Twitter.
En concreto, la regulación afirma que si una empresa “concluye que no puede comunicar en un mismo tweet los beneficios y la información de los riesgos de su producto, así como otro tipo de información requerida, entonces la empresa debería reconsiderar usar Twitter para este tipo de mensajes promocionales”. Igualmente, conscientes de las limitaciones de espacio de esta red social, la agencia norteamericana ve necesario que las compañías inserten un enlace que derive al usuario a una página donde pueda disponer de toda la información sobre el medicamento o el producto en cuestión.
La FDA se muestra tajante en este sentido y asegura que si la empresa no se ve capacitada para resumir toda la información necesaria en 140 caracteres, esta debería replantearse esta red social como canal de promoción para sus productos. Por otro lado, la agencia estadounidense también se refiere a la utilización de iniciativas de posicionamiento web en Google y Yahoo. Aquí destaca también la necesidad de que las compañías informen de efectos adversos y que incluyan enlaces a páginas con toda la información requerida. Además, en cuanto a la publicación de perfiles en Facebook, Google+ u otras redes sociales, la FDA recomienda que, antes de su publicación, se permita que la organización revise toda la información aportada para que esta pueda ser comprobada y verificada.
Thomas Abrams, director de la Oficina de Promoción de Medicamentos Recetados de la FDA, asegura que “si bien la comunicación en redes sociales con las limitaciones de espacio de caracteres puede ser un reto, las reclamaciones de beneficios sobre las promociones de productos deben ser equilibradas con la información sobre sus riesgos”. Asimismo, apunta, “las empresas deben facilitar que los consumidores puedan acceder de forma directa a una información más completa de los riesgos asociados con sus productos”.
La segunda guía publicada por la FDA se refiere a recomendaciones para corregir la información publicada por terceros sobre medicamentos o productos sanitarios de las compañías. De este modo, las compañías deben intentar localizar a las fuentes de esta información errónea y comunicarles la obligación de su modificación. Esta normativa se refiere a blogs, foros de debate, chats y otras plataformas. No obstante, la guía no hace responsable a las compañías de estos comentarios pues reconoce la dificultad de localizar todas las informaciones erróneas. Eso sí, la agencia destaca la necesidad de que la compañía haga participe a la agencia de toda la información sobre productos o medicamentos presente en este tipo de plataformas.
En este sentido, una vez que la compañía localiza la información errónea, la FDA publica una serie de directrices a seguir. De este modo, la compañía farmacéutica puede publicar directamente en el foro la información correcta, puede proporcionar la información al administrador del foro para que la incorpore y la modifique o puede pedir al autor del comentario que elimine la información o que permita incluir una corrección. En ningún caso, apunta la guía, la compañía es responsable de las acciones realizadas por los terceros una vez que se ha comunicado correctamente la información. En definitiva, según la FDA, lo que buscan estas guías es arrojar luz para que las compañías puedan realizar un uso responsable y conocer los límites y las normas a las que se deben enfrentar una vez que decidan lanzarse al entorno digital.
Hasta ahora, son pocas las compañías farmacéuticas, sobre todo por la incertidumbre legal que presentan, las que se animan a abrir perfiles corporativos en las redes sociales. Según un informe publicado recientemente por la consultora IMS Health, solo 15 compañías están presentes en Facebook, 22 se han registrado en Twitter y 17 cuentan con un canal corporativo en Youtube. Sin embargo, el estudio demuestra que existe una demanda creciente de información, tanto por parte de los pacientes, como por parte de los profesionales que ven en las redes sociales una fuente de acceso a contenidos informativos y formativos