fRancisco rosa Madrid | viernes, 20 de julio de 2012 h |

La Agencia Americana de Medicamentos (FDA) hizo pública la semana pasada la aprobación de una nueva indicación para Truvada (tenofovir DCI y emtricitabina DCI), gracias a la cual el medicamento desarrollado por Gilead puede usarse como tratamiento preventivo de la transmisión sexual del VIH en sujetos que hasta el momento de su administración no estaban infectados. Y pese a que la costumbre es que lo que se aprueba en Estados Unidos acabe siendo aceptado por las autoridades europeas, y viceversa, en esta ocasión surgen algunas dudas al respecto del cumplimiento de dicha máxima, como confirmó a EG María Río, directora general de Gilead España.

Esto se debe a que fue la propia FDA la que solicitó a la compañía la realización de estudios para avalar la efectividad del fármaco para la citada indicación. “Se habían detectado casos de su uso fuera de indicación, lo que propició que la agencia solicitara dichos estudios”, explicó Río, que añadió que “por este motivo, no se puede asegurar que las autoridades europeas vayan a aprobar esta indicación, ya que estas no han hecho ninguna solicitud similar”.

En base a los estudios presentados por Gilead, que avalan una efectividad del 44 por ciento en población con prácticas sexuales de alto riesgo, sobre todo homosexuales, mientras que en el caso de parejas heterosexuales la reducción del riesgo se ha cifrando en un 75 por ciento. De este modo, la aprobación de la FDA resalta que la administración diaria del fármaco deberá ir acompañada de prácticas sexuales seguras.

Y es que, como aclaró Josep María Gatell, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y sida del Hospital Clínic, “el preservativo sigue siendo el método más efectivo para prevenir el contagio del VIH, ya que tiene asociados unos niveles de efectividad cercanos al 95 por ciento”. En este sentido, Gatell coincidió con Río en señalar que el uso de Truvada en la prevención del virus debe entenderse como “un complemento a las prácticas sexuales seguras”, que deben ir precedidas de una buena educación en salud.

Eso, al menos, hasta que se desarrolle la esperada vacuna contra el VIH, campo en el que “queda mucho camino aún por recorrer”, según la directora general de Gilead. Así, como señaló José Alcamí, del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III, “es tan difícil llegar a la vacuna preventiva que hay muy pocas compañías investigando en ello”. Para él, “en la actualidad, son algunas fundaciones, así como la propia academia, las que están más implicadas en esto”.

Entre esas compañías está Esteve, que participa en el programa Hivacat con el Clínic e IrsiCaixa y el apoyo de la Fundación la Caixa, así como del departamento de Salud y el departamento de Innovación, Universidades y Empresas de la Generalitat.

Un grupo español de expertos en VIH, encabezado por Josep María Gatell, José Alcamí y Mayte Pérez Olmeda, ha colaborado en el desarrollo de una aplicación para iPad que repasa la historia del virus de forma cronológica con información y testimonios de referencia. El proyecto ha contado con el respaldo financiero de Gilead.