Como en Castilla y León, las 91 boticas por las que pasa el Camino francés en Galicia se forman en la atención de síntomas leves al peregrino
Muchas de ellas serán el único punto sanitario a disposición del peregrino en las localidades que conforman las cinco etapas por esta región
alberto cornejo
La Coruña
Tres son las premisas básicas que todo peregrino, extranjero o nacional, debe tener bien presente a lo largo de los 755 kilómetros por los que el denominado Camino de Santiago francés transita por suelo español: dónde descansar, dónde comer y dónde poder recibir asistencia sanitaria o adquirir medicación en el caso de necesidad para dar continuidad a su peregrinaje. Si le preocupa de especial manera la última de ellas, el peregrino debe saber que se encontrará a su paso, sin necesidad de desviarse de la ruta, con cerca de 600 oficinas de farmacia de siete provincias distintas, algo que le permitirá minimizar esa preocupación.
Estos establecimientos se presentarán en muchas ocasiones ante el peregrino como los únicos puntos sanitarios existentes en cada una de las 33 etapas en las que se divide el camino, ya que la cifra de centros sanitarios en localidades de tránsito (con excepción de las capitales de provincia) no superan el centenar. Por ello, los peregrinos tendrán mayor accesibilidad a una botica para paliar aquellos síntomas menores consecuencia de su andadura o bien otras patologías que puedan provocar un parón en su marcha.
No cabe duda que la acumulación de kilómetros hace mella en las piernas. Por ello, lo que debería ser un agradable transitar hacía la plaza del Obradorio de Santiago de Compostela en las primeras etapas del viaje puede convertirse en todo un reto cuando, 600 kilómetros después, se afronten las últimas cinco que discurren por Galicia. Sin embargo, la excelente planificación farmacéutica gallega será apoyo fundamental para dar carpetazo a los 155 kilómetros finales.
Así, desde O Cebreiro, localidad de la provincia de Lugo que da la bienvenida a Galicia, hasta la Catedral de Santiago, el caminante tendrá a su disposición un total de 92 oficinas de farmacia (17 en la provincia de Lugo y 72 en La Coruña), repartidas por 41 localidades, en las que encontrar remedio a típicas complicaciones que puede sufrir a estas alturas de viaje: dolores osteomusculares, problemas en los pies, resfriados, alergias estacionales… De media, 18 establecimientos por etapa, si bien puede ser más importante el hecho de que el 33 por ciento de ellas (30 farmacias) se localicen en zonas rurales donde no existe otro punto de atención sanitaria diaria.
La farmacia, involucrada
La farmacia gallega no ha querido permanecer ajena al mayor número de peregrinos que ya recibe y recibirá Galicia en 2010 al ser Año Santo Jacobeo, lo que no volverá a acontecer hasta 2021. Según datos oficiales, en los cuatro primeros meses de 2010 por el Camino de Santiago francés ha transitado un 68 por ciento más de personas que ese periodo en 2009. Sin embargo, las oficinas de farmacia gallegas no quieren que este aumento de visitantes reste un ápice de calidad en el servicio al peregrino, y por ello ha dado los primeros pasos para que no ocurra.
Los colegios oficiales de farmacéuticos de Lugo y La Coruña, en colaboración con la Consejería de Salud de la Xunta, pondrán en marcha una campaña que ya funciona con gran éxito en Castilla y León, que convertirá a las farmacias “en el mejor aliado del peregrino”, según se adelantó desde estas instituciones. Para ello, todos los profesionales que cuenten con una oficina de farmacia en el Camino francés recibirán formación específica para saber prevenir, atender y resolver los habituales síntomas que presentan los peregrinos, incluso en función de su nacionalidad. Todo con el objetivo de hacer “más saludable” su ruta y que leves complicaciones no obliguen a paradas no previstas.
Por el momento, este casi centenar de boticas gallegas ya disponen de folletos en tres idiomas, en los que se indican las patologías más frecuentes que pueden sufrir y las distintas recomendaciones para ellas. Medidas oficiales se complementan con particulares. En este sentido, Concepción Novelle, titular de la única oficina de farmacia de Triacastella (a 135 kilómetros de Santiago de Compostela), cuenta con varios diccionarios con los que, según ella, “solucionamos problemas de entendimiento con extranjeros”.
En su caso, la atención y solución de síntomas menores se reduce sobremanera, al contar la localidad con un centro de salud “al que preferimos derivar a los peregrinos que presentan alguna complicación”. Y es que, otra de las consignas dadas a los boticarios es tener en cuenta la gravedad de la patología por si es mejor dejarlo en manos de otros profesionales.
El entendimiento, sin diccionarios de por medio, también ha prosperado con el paso de los años. Mercedes López, titular de farmacia en Sarría (por la que transcurre la vigesimonovena etapa) recuerda que “dominar el inglés facilita la atención”. Pero también el peregrino la hace más fácil. La experiencia que acumula a lo largo de la travesía propicia que “a estas alturas del camino tenga ya muy claro qué les pasa, lo que quieren y cómo explicarlo”, confirma Alicia Mosquera, farmacéutica ejerciente en Arzúa (La Coruña), a 39 kilómetros del final de la aventura.
Un cambio que confirman desde una de las primeras farmacias con las que se topan los peregrinos en España. “Las atenciones aquí se hacen difíciles porque los peregrinos aún no saben qué puede ofrecerles una farmacia española”, indican desde Zubiri, Navarra.
El modelo castellanoleonés
En este cambio de mentalidad también han jugado un importante papel las 230 farmacias castellanoleonesas pioneras en abrazar la campaña “Farmacias amigas del peregrino”, que ahora ha trasladado para sus boticas la Administración gallega. En estos locales los peregrinos ya reciben “una atención farmacéutica adecuada a sus necesidades”, indicó en el arranque de la iniciativa Jesús Aguilar, presidente del Consejo de COF de Castilla y León. En esta región, la formación ha corrido a cargo del Grupo de Investigación en AF de la Universidad de Granada. Unas clases en las que se dio prioridad a la práctica sobre la teoría y en la que se estudió las bioequivalencias de fármacos entre países.
El resto de autonomías por las que transcurre el Camino francés, Navarra, La Rioja y el tramo alternativo aragonés, podrían sumarse a esta iniciativa, ya que un acuerdo de cooperación sanitaria para este Año Jacobeo firmado por sus consejerías de Sanidad facilita implantar medidas presentes en regiones vecinas. Con ello se completaría el que puede denominarse Camino de Santiago farmacéutico, en el que centenares de profesionales cuidan la salud del caminante hasta que éste escuche el “¡Ultreia peregrino!”.