MARCOS GARCÍA Madrid | viernes, 03 de julio de 2015 h |

El músculo de la producción farmacéutica en España es vigoroso, se encuentra en pleno desarrollo y aún no ha tocado techo. Para muestra un botón, los 14.486 millones de euros que las corporaciones nacionales y extranjeras con centros de fabricación radicados en España produjeron en medicamentos y materias primas farmacéuticas asociados en 2014. En contra del efecto devastador que la crisis financiera generó en muchos sectores económicos, desde 2008 hasta hoy en día el farmacéutico es uno de los pocos campos en el que ha aumentado considerablemente la producción. La razón de este hecho hay que buscarla en la apuesta de las grandes corporaciones por nuestro país para producir, orientado al mercado exterior.

Según fuentes de Farmaindustria, “el farmacéutico es, junto al químico, el sector industrial español de mayor productividad: más de 120.000 euros por ocupado, un 71 por ciento superior a la media de la industrial española. La producción total representa el 1,4 por ciento del PIB”. Además, el farmacéutico fue el quinto sector exportador en importancia en España en 2014 al alcanzar los 10.764 millones de euros. De los que más de 9.000 millones de euros corresponden en exclusiva a medicamentos. Estos datos contrastan con los que se registraban en 2000, cuando las exportaciones de la industria farmacéutica ocupaban el lugar 17 en el ranking de importancia español.

Son muchos los actores de la industria que reconocen al mercado exterior como la palanca definitiva que ha hecho despegar a la industria. Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de la patronal de genéricos Aeseg, aseguraba al EG que “sin duda el mayor esfuerzo se pone en el exterior. La industria tiene un compromiso con la exportación que calculamos que en los últimos cinco años ha aumentado cerca del 40 por ciento”.

Las razones del cambio

Las causas que explican esta historia de éxito están en que mientras otros sectores deslocalizaban sus plantas de producción en España para acudir a otros países más baratos en lo laboral y lo fiscal, las grandes corporaciones farmacéuticas y las compañías de capital español apostaban por renovar, ampliar e invertir en sus centros de producción españoles. El motivo primordial de este hecho es estratégico y reside en el capital humano y en la calidad de la I+D+i patria. Así, la tecnificación de los trabajadores especializados españoles junto a la rebaja en los costes laborales ha propiciado el caldo de cultivo perfecto para que muchas de las plantas de producción farmacéutica vivan ahora una segunda juventud.

Por otro lado son muchas las compañías que han trasladado a nuestro país los centros de producción como Lilly, Roche, Pfizer o Bayer. Mientras que otras como Boehringer-Ingelheim, Sanofi o Merck han decidido aumentar la capacidad de sus plantas, hecho que lleva aparejado inversiones sustanciales que provocan nuevos puestos de trabajo. Además, compañías españolas como Almirall, Grifols, Cinfa, Kern o Rovi han sido las primeras en constatar el éxito del patrón, al mantener sus centros de producción en España que alternan sus esfuerzos comerciales entre el mercado nacional y el de allende de nuestras fronteras para elevar sus ratios de competitividad.

Sexto en producción

Pero la constatación de este fenómeno no es nueva. La industria farmacéutica acumula en España decenas de años de experiencia y actividad que han terminado por situar al mercado español como el sexto europeo en términos globales de producción, tras Alemania, Francia, Reino Unido, Italia e Irlanda. Además, estos centros de producción dan empleo directo a casi 37.000 trabajadores e indirecto a cerca de 160.000 personas. “Si bien entre 2008 y 2012 se perdieron unos 6.000 empleos directos, y hasta 20.000 indirectos”, alertan desde Farmaindustria, dando buena muestra de que la crisis también ha afectado a la industria.

Una de las claves de esta realidad también reside en la buena salud de la I+D privada. De hecho, el farmacéutico es el sector industrial que más invierte en investigación al destinar más de 883 millones de euros a este campo en 2013. Esta cifra representa más del 19 por ciento del total de la inversión industrial española en este campo, cuando peso del volumen de negocio de la industria farmacéutico apenas llegó al 2,5 por ciento en 2014.

Otro factor que explica el empuje reside en la alta cualificación de los trabajadores en la industria farmacéutica. “Presenta el mayor ratio en términos de empleados en I+D: alrededor del 12 por ciento (más de 4.200), lo que representa más del 40 por ciento de todo el empleo en I+D de los sectores de alta tecnología. El 84 por ciento de los empleos generados en I+D por la industria farmacéutica corresponde a titulados superiores (licenciados y doctores)”, apuntan fuentes de la patronal de la industria innovadora establecida en España.

Sin olvidar el mercado interior, que aunque estancado, es otro de los factores que dan buena salud a la industria en España. En ese sentido desde Aeseg se destaca que “de cada diez genéricos que se consumen en España siete se fabrican en nuestro país lo que es buena prueba del compromiso del sector con el desarrollo industrial del país y lo venimos demostrando con la producción. Hemos conseguido en estos años de crisis aumentar la productividad y mantener los puestos de trabajo”.

A pleno rendimiento

La indiscutible progresión de la industria farmacéutica en lo relativo a producción y exportación se debe en buena medida a la excelencia productiva de muchas plantas de fabricación que existen en España. Un buen ejemplo de ello son los cinco centros de producción farmacéutica que tiene Novartis en nuestro país, todos radicados en la provincia de Barcelona. La compañía suiza tiene la estructura de fabricación más potente del país en Barberà del Vallès, líder de producción y exportación de especialidades farmacéuticas y la mayor planta de formas sólidas de España y que produce 124,4 millones de envases anuales. Por su parte, Sandoz, la filial de genéricos de Novartis, tiene tres centros que generan 420 millones de tratamientos al año orientado a penicilinas orales, macrólidos y materias primas para inyectables.

Otra compañía que cuenta con instalaciones de gran calado es Ferrer. La farmacéutica catalana tiene cinco centros de fabricación en los que ha invertido 224 millones de euros desde 2005. La joya de la corona es el centro de especialidades farmacéuticas de Sant Cugat del Vallès, que produce 94 millones de unidades.

Asimismo, Merck tiene puesta en España una buena parte de su producción global. Cuenta con dos plantas en Mollet del Vallès centradas en formas sólidas orales y con una planta biotecnológica en Tres Cantos. Esta es referente mundial, ya que abastece de hormona de crecimiento humana recombinante al mercado mundial.

Aspirina asturiana

Bayer fabrica toda la producción mundial de ácido acetilsalicílico en su planta de La Felguera en Asturias. Anualmente produce 5.000 toneladas anuales y exporta el 96 por ciento de la producción. Este centro ha recibido 20 millones de euros en los últimos años en inversión. El gigante alemán también fabrica en exclusiva en Alcalá de Henares toda su producción de cápsula blanda. En concreto, 1.000 millones de unidades. Además, genera 26 millones de unidades en líquidos y viales y ha recibido 14,3 millones en inversiones.

Los dos centros de producción que tiene Boehringer-Ingelheim en nuestro país están en Sant Cugat del Vallès y Malgrat de Mar. El primero se centra en la producción de inyectables con capacidad anual de 450 millones de ampollas. También producen jarabes y cápsulas de gelatina dura y recibió una inversión de 65 millones de euros. Por su parte, la planta de Malgrat de Mar está destinada a la creación de sustancias activas farmacéuticas para su exportación a más de 15 países, entre ellos Japón, Alemania y China y recibe inversiones de 7,5 millones de euros anuales.

Por otro lado, destaca el centro que Sanofi España tiene en Riells i Viabrea, especializado en la fabricación de comprimidos y cápsulas. Produce 107 millones de unidades al año y representa el 5 por ciento de la producción mundial del grupo. Entre 2007 y 2016 la compañía ha invertido 52 millones de euros.

La planta biotecnológica de Pfizer en San Sebastián de los Reyes es la única del mundo que fabrica factores recombinantes para el tratamiento de la hemofilia A y B. El 97 por ciento de su producción se exporta a 60 países. Produce semanalmente 55.000 kits y recibirá unos 20 millones de euros hasta 2017.

Cinfa cuenta con dos centros de producción en Navarra, el primero en Huete genera cápsulas y comprimidos y se realiza el proceso completo de líquidos y sobres. El segundo se sitúa en Olloki y centra su producción en medicamentos genéricos de alta especialización para oncología y trasplantes.

Lilly España, en su complejo de Alcobendas, dispone de una planta de fabricación que exporta fármacos a todo el mundo y en 2014 el total de dosis fabricadas ascendieron a 520 millones y a 64 millones los envases. Este centro asume un 30 por ciento más de producción proveniente de Indianápolis (Estados Unidos), por lo que ha invertido ocho millones de euros en 2014 y para acometer esta ampliación hará una inversión adicional de 11 millones de euros

Grifols es la farmacéutica española con una mayor proyección internacional. Su centro de Parets del Vallés alberga una de las mayores plantas de fraccionamiento de plasma de Europa con capacidad para 4,2 millones de litros de plasma al año. Otra de sus plantas se sitúa en Las Torres de Cotillas y allí desarrolla sueros intravenosos con gran capacidad. Por su parte, GlaxoSmithKline (GSK) tiene dos plantas de producción en España, una en Alcalá de Henares y otra en Aranda de Duero, que producen 42 y 164 millones de unidades de respectivamente. Mientras, el Grupo Chemo de origen español cuenta con tres plantas de producción en nuestro país situadas en Alcalá de Henares, Azuqueca y León, en las que producen una amplia variedad de principios activos farmacéuticos (APIs) y formas farmacéuticas terminadas (FDFs).

Nueva adquisición

Rovi acaba de anunciar un acuerdo para adquirir activos de la que sería su cuarta planta de fabricación en San Sebastián de los Reyes. De las tres que ya tiene en Madrid, Alcalá de Henares y Granada son centros de referencia en inyectables, formas sólidas orales y beniparina.

La planta de producción de Roche en Leganés produce las 24 horas de día y es una de las pocas en España y exporta más de 400 toneladas de fármacos en los 5 continentes. La planta recibirá hasta 2017 una inversión de 48 millones de euros. Por su parte, la farmacéutica israelí Teva tiene en Zaragoza una planta que produce 3.700 millones de cápsulas y comprimidos en 2.014, exporta el 60 por ciento de la producción y ha recibido 50 millones de euros invertidos en los últimos cinco años.

Menarini tiene en Badalona su único centro de producción en España que genera algo más de 100 millones de unidades al año de formas sólidas, liquidas orales y líquidas tópicas. Es una instalación estratégica por la fabricación de sobres monodosis.

Ante el desgaste del mercado interno por la crisis económica la industria farmacéutica ha encontrado en la producción orientada al mercado exterior un factor de desarrollo. En 2014 las exportaciones de la producción farmacéutica generada en España representaron el 4 por ciento del total nacional, mientras que en 2000 apenas alcanzaba el 1,5 por ciento. Esta cifra es una buena muestra de la evolución en competitividad de la industria en los últimos tres lustros. Además, el mérito de la industria respecto al mercado exterior cobra tintes mayúsculos si se tiene en cuenta que casi triplica el ritmo de crecimiento de resto las exportaciones españolas.

Mientras la tasa media anual del conjunto nacional alcanzaba un nada desdeñable 4,8 por ciento entre 2000 y 2014, el de la industria farmacéutica registró el 12,5 por ciento en el mismo periodo. Es decir, que durante los peores años de la crisis el total de las exportaciones españolas multiplicaban su valor en un 1,9 por ciento, mientras que el de la industria farmacéutica lo hacía por cinco.