Los diputados creen que prohibir el uso de primates penalizaría la I+D europea
La Efpia da la bienvenida, aunque con cautela, al dictamen del Pleno
carlos b. rodríguez
Madrid
Sí, pero con matices. Es la respuesta que el Parlamento Europeo ha dado a la aplicación de las 3Rs (Replacement, Reduction and Refinement, o lo que es lo mismo Sustitución, Reducción y Perfeccionamiento) en la experimentación con animales. Un paso atrás en la estricta propuesta lanzada por la Comisión Europea que la patronal de la industria farmacéutica europea, la Efpia, considera un paso en la dirección adecuada para llegar a un necesario balance entre la protección de los animales, la realidad de la investigación biomédica actual y las necesidades de los pacientes.
Aun así, la bienvenida de la industria es cautelosa. En el dictamen aprobado la semana pasada por la Eurocámara, con 530 votos a favor frente a 66 negativos y 34 abstenciones, existen todavía muchas provisiones que potencialmente podrían dificultar, según la Efpia, el desarrollo de nuevos tratamientos innovadores en áreas como el cáncer, párkinson, alzhéimer y enfermedades infecciosas. La patronal urge ahora a las autoridades comunitarias (el proyecto debe ser aún ratificado por el Consejo de Ministros de la UE) a actuar frente a estas disposiciones para “permitir que la investigación biomédica continúe en Europa”.
Inevitable
Los ensayos con animales, el uso de primates en particular, es un tema delicado debido a la creciente toma de conciencia en relación al bienestar animal. Los eurodiputados han decidido no casarse con nadie, y su decisión no ha dejado a nadie satisfecho del todo. La industria recela, al igual que los grupos de protección de los animales, que consideran que el Europarlamento ha cedido terreno ante las presiones de las compañías. Entre medias queda una anécdota: la que protagonizó un eurodiputado que trabajó en la redacción de la ley y que en febrero dio el inusual paso de dimitir de su puesto al alegar una “excesiva interferencia” de la industria.
El proyecto de directiva prohíbe el uso de simios antropoides en los experimentos. Este punto no es problemático, puesto que la última vez que se utilizaron chimpancés en la UE se remonta a 1999. El uso de pequeños primates es otro cantar. Sus sistemas anatómicos, fisiológicos e inmunológicos no son idénticos a los humanos, pero sí muy parecidos. Además son sensibles a patologías que pueden no estar presentes en otras especies.
Su utilización, por lo tanto, es aún inevitable en varios ámbitos de la investigación. Así lo considera la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Europarlamento, que en su opinión al proyecto señala que prohibir también su uso, como pretendía la Comisión Europea, “se traducirá en una reducción significativa de las labores de investigación biomédica realizadas en Europa”.
En la práctica, esto supondría penalizar la I+D comunitaria frente a la americana o la asiática, algo a lo que los eurodiputados no están dispuestos. Por ese motivo, y al contrario que la Comisión, defienden que los primates puedan ser utilizados para otras investigaciones que no estén exclusivamente referidas a enfermedades discapacitantes o que pongan en peligro la vida de seres humanos.
Además, recuerdan que directrices europeas e internacionales obligan a probar fármacos en primates antes que en humanos. Eso sí, la Eurocámara apoya la prohibición con grandes simios en peligro de extinción, salvo cuando el fin sea perseguir su conservación.
Métodos alternativos
Así, muchas de las previsiones del informe de los eurodiputados son a fecha de hoy apenas una declaración de intenciones. Un ejemplo de ello es la solicitud de que se desarrollen métodos alternativos a la experimentación con animales y que el Centro Europeo para la Validación de Métodos Alternativos tenga un papel más importante en la coordinación y fomento de estas prácticas.
Además, los eurodiputados reclaman que la Comisión y los estados apoyen el desarrollo de estos métodos, que a día de hoy, como recuerda la Efpia, son un objetivo a largo plazo de la industria. Las limitaciones científicas hacen posible la sustitución, de momento, en unas pocas áreas.
Los europarlamentarios apoyan también que se ponga fin a la captura de animales salvajes para experimentos científicos, pero dudan sobre la posibilidad de recurrir exclusivamente a animales de segunda generación nacidos en laboratorio. Por este motivo, solicitan a la Comisión un estudio de viabilidad y, además, piden que el periodo de transición de esta norma aumente a diez años, frente a los siete solicitados por la Comisión.
Por otro lado, solicitan aclarar las categorías de dolor que pueden sufrir los animales. En esta línea, piden que los que hayan padecido un experimento de dolor no intenso, como pruebas de sangre o implantes bajo anestesia, puedan ser reutilizados para otras pruebas. Así se evita aumentar el número de animales sobre los que hay que ejecutar estas prácticas.
Otras enmiendas persiguen aumentar la transparencia y reducir la burocracia en estos procesos, y limitar, por ejemplo, la obligación de autorización previa a los experimentos que supongan dolor intenso al animal o a los que se ejecuten sobre primates. También piden excluir de la ley a formas larvales, embriónicas o fetales, que no sean de animales mamíferos, por las dificultades que entrañan para su contabilización y control.