J. N.
Madrid
Trinidad Jiménez García-Herrera (Málaga, 4 de junio de 1962) ha llegado a formar parte de un Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero después de haber estado en todas las quinielas que la han colocado en los últimos años al frente de un ministerio, con preferencia por el de Exteriores de Miguel Ángel Moratinos. Lo ha hecho a través de la ‘Nueva Vía’, esa corriente por la que el actual presidente del Gobierno se hizo con el control del PSOE en julio de 2000, cuando derrotó a José Bono en las primarias socialistas.
Ha sido esa ‘Nueva Vía’, el hecho de ser una mujer de partido vinculada estrechamente al ascenso hasta la presidencia de Gobierno de Rodríguez Zapatero, la que ha provocado —en un momento de crisis como el actual en el que el Ejecutivo ha decidido plegar velas y echar mano de Ferraz— su llegada hasta el paseo del Prado 18 en sustitución de Bernat Soria.
El perfil político de Jiménez, licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha sido clave para tomar las riendas de un ministerio que durante casi dos años ha estado en manos de un investigador. Un perfil político que se inició en 1983, cuando fundó la Asociación Estudiantes Socialistas en la UAM e ingresó en las Juventudes Socialistas de España, donde formó parte de la Comisión de Relaciones Internacionales. Un año más tarde, Jiménez ya tenía el carné del partido en su bolsillo.
Durante más de dos décadas, su labor política ha estado ligada a la política internacional. Ha sido presidenta del Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Juventud de España, representante española del programa norteamericano NATO Youth Exchange, delegada de la American Field Service, responsable de Relaciones Políticas con América en la Secretaría Internacional del PSOE, asesora del ex presidente Felipe González en la Comisión Progreso Global de la Internacional Socialista… Sin embargo, el gran salto en su carrera política lo dio cuando Rodríguez Zapatero tomó las riendas del PSOE y la eligió como secretaria de Política Internacional de la Comisión Ejecutiva Federal del partido.
En 2003 abandonó sus quehaceres internacionales para plantar cara en las elecciones al Ayuntamiento de Madrid a su primo Alberto Ruiz Gallardón, un paso en falso que frenó su carrera y la devolvió a la secretaría de Política Internacional del PSOE. El ‘ojito derecho’ del presidente del Gobierno pasó a ser Carme Chacón y Jiménez se convirtió en la eterna candidata a las diferentes carteras que quedaban vacantes.
Y a la espera de ese hueco, la nueva ministra de Sanidad accedió a un puesto de nueva creación, la Secretaría de Estado para Iberoamérica, donde ha desempeñado su labor hasta que el pasado martes sonó su teléfono: “Vas a ser ministra de Sanidad”.