Manuel Ojeda
Vicepresidente del COF de Sevilla
a.c.
Sevilla
La Fundación Farmacéutica Avenzoar organizó el 19 de noviembre, en colaboración con las facultades sevillanas de Medicina y Farmacia, una nueva edición, la décima, se sus Jornadas Médico-Farmacéuticas sobre Receta Médica. Un evento en el que se pretende formar a los futuros profesionales médicos y farmacéuticos en este documento de prescripción que, en el caso andaluz, es prácticamente al cien por cien digital. Por ello, se hizo indispensable la presencia de uno de los ‘padres’ del proyecto Receta XXI, el vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Sevilla, Manuel Ojeda.
Pregunta. En el campo de la receta médica, Andalucía va un paso por delante, ¿no?
Respuesta. Es verdad que tenemos desarrollada y estabilizada la receta electrónica y que hay otras autonomías en las que todavía queda mucho por hacer. Lo tendrán que hacer, porque este documento está abocado al sistema electrónico.
P. ¿Cuáles son los pros y contras de cada formato?
R. El gran reto del concepto receta, más allá de su formato, es mejorar la relación médico-farmacéutico. Hasta ahora, la receta ha sido el único documento de comunicación entre ambos profesionales, y se revela a todas luces insuficiente. Debe complementarse con otras herramientas que faciliten la comunicación. Ambas profesiones están de acuerdo.
P. Esa mayor comunicación, ¿es posible dentro de los propios sistemas de receta electrónica?
R. No sólo es posible, sino que la receta electrónica es el campo ideal para establecer nuevos mecanismos de comunicación. De hecho, sería lamentable que no se explotasen las posibilidades que ofrece en el campo del intercambio de información. Por ejemplo, en Andalucía ya tenemos una aplicación integrada en el programa de Receta XXI que permite a los farmacéuticos realizar observaciones que los facultativos visualizan desde sus ordenadores.
P. La interoperabilidad también facilitaría el intercambio, ¿no?
R. Evidentemente. Ampliaría los horizontes de la comunicación entre profesionales sin limitarla a los profesionales de la región, como ocurriría a día de hoy.
P. Sigamos con problemas relacionados con la receta médica: los informes de urgencias.
R. En este caso el problema estriba precisamente en que estos documentos no son recetas y se toman como tal. Es difícil de entender que las prescripciones en estos servicios no se hagan en una receta oficial, que para eso existen. Son los propios pacientes los que nos dicen que el facultativo que les ha atendido les indica que no tienen talonarios para expedir recetas. ¡Y mucho menos equipos adaptados a la Receta XXI!
P. ¿Es ésa una de las lagunas que debería solucionar el próximo Real Decreto de Receta Médica?
R. La celebración de esta edición ha sido muy oportuna para analizar esta próxima norma. No obstante, creo que la principal incógnita en torno a su borrador son los diferentes niveles de acceso al historial farmacoterapéutico del paciente según los distintos profesionales. El borrador parece dejarlo a decisión de cada comunidad autónoma, y eso generará desigualdades.