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Madrid
La desfinanciación de algunos principios activos, la extensión de la prescripción por principio activo o una nueva bajada de precios, son las tres soluciones que propone David Cantarero, profesor titular de Economía Aplicada de la Universidad de Cantabria, ante la mala situación económica que vive el Sistema Nacional de Salud. No es la primera vez que se habla de desfinanciación y, de hecho, es una de las líneas de trabajo de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp), pero es un tema que “no parece estar en la agenda política”, según confirma Cantarero, a pesar del ejemplo positivo de nuestros vecinos ingleses. Eso sí, Cantarero advierte que, de llevarse a cabo esta solución, se debería tomar como base “el principio de coste-efectividad y la definición de las prioridades de gasto”.
En cuanto a la prescripción por principio activo, Cantarero reconoce la diversidad de modelos existentes en el país y destaca que comunidades como Cataluña o Madrid, a pesar de no seguir esta política de prescripción, han logrado un control del gasto similar al de Andalucía. Por eso, este profesor de Economía Aplicada no tiene muy claro que esta sea “la fórmula ideal”. Por su parte, la última de las opciones, la bajada de precios, es también la menos factible a juicio de Cantarero, que recuerda que “los recortes del año pasado fueron bastante contundentes para el sector”.
Control de la demanda
“Históricamente, a nivel porcentual, el gasto farmacéutico ha venido siendo superior al de la media europea”, reconoce Cantarero, que también señala que es el gasto sanitario, mucho menor, el que coloca a España por debajo de la media en gasto per cápita. Para rebajar esta demanda, lo primero sería analizar la posición concreta de España, muy distinta a la de otros países por las características de nuestro SNS. Según Cantarero, en una situación de “demanda inducida por la oferta”, el problema de España es que esta oferta ha estado muy condicionada por la expansión de nuestro sistema para acercarse a lo que ya tenían otros países y por la propia descentralización, que ha provocado un “efecto de emulación” entre comunidades autónomas.
Tras descartar el copago, Cantarero propone algunas medidas: implicar al usuario para que cuide su salud e invertir en campañas de salud pública, orientar el sistema al tratamiento de crónicos e invertir en tecnología sanitaria.