La bajada de los márgenes a consecuencia de los últimos recortes del Gobierno a través de dos RDL dificulta el mantenimiento de los servicios
A pesar de ello, algunas distribuidoras apuestan por buscar “soluciones imaginativas” que los hagan compatibles con su rentabilidad
redacción
Madrid
Mejorar la gestión de las oficinas de farmacia españolas es en estos momentos, más si cabe, un gran valor añadido. Por ese motivo, la importancia de los servicios que ofrece la distribución farmacéutica a la oficina de farmacia, así como mantener su viabilidad, es fundamental para éstas. Y es que, más allá del servicio tradicional de distribución (con servicios diarios de reparto 24 horas al día los 365 días del año), la distribución ofrece una cartera de servicios adicionales a las farmacias que abarcan desde programas de formación continuada hasta otros de gestión informática; desde asesoramiento en compras, gestión de stocks, campañas promocionales, escaparatismo, nutrición o formulación magistral hasta líneas de crédito para inversiones en equipamiento; desde productos de venta libre con marca propia hasta programas de ventajas a sus socios.
Sin embargo, la crisis y los ‘tijeretazos’ en forma de RDL (4/2010 y 8/2010), han llevado a algunas distribuidoras a replantearse estos servicios ‘extra’. No se trata de acabar con ellos, sino de reestructurar los mismos. Éste es el caso de Hefame, cuyo presidente, Antonio Abril, precisó que “con las nuevas medidas no hay margen suficiente para mantener todos nuestros servicios”, por lo que anunció que estudiarían la viabilidad de algunos de ellos.
En la misma línea se actuó desde Cofas, cuyo consejo rector envió una carta a sus farmacias asociadas en la que avisaba de que “la extrema dureza de todas estas medidas nos obliga a estudiar y revisar urgentemente nuestra oferta de condiciones económicas y servicios, adecuándola a las nuevas condiciones del mercado”. Eso sí, su presidente, Pablo Ramos, a pesar de admitir que se deben replantear los servicios, afirmó que “habrá que eliminar los que aporten un menor valor a la botica y resultan muy onerosos, para incrementar aquellos de un alto valor y, por otra parte, implementar servicios que no se dan y que hoy se están demandando”.
Pese a todo, hay distribuidoras que no se plantean llevar a cabo ningún cambio en estos servicios. Es el caso de Vascofar, cuyo presidente, Pedro Zumárraga, declaró que “si los servicios son buenos y hay una demanda real, deberían ser rentables en sí mismos y no depender de la evolución del negocio de distribución”. Por ese motivo, aseguró que “Vascofar no ha dejado de ofrecer ningún servicio ni tenemos pensado actuar en ese sentido en la medida en que esos servicios son demandados por el socio y tienen una rentabilidad clara para nosotros”.
Con Zumárraga coincidió Juan Miguel Díaz, presidente de Nafarco, que señaló que su estrategia era “mantener y aumentar esos servicios”, y para ello elaboran “soluciones imaginativas que hagan compatible la prestación de los servicios con su necesaria rentabilidad”. Eso sí, es consciente de que “si se sigue por el camino de recortar precios y márgenes habrá empresas a las que les resultará difícil mantener esos servicios”.
Relaciones y descuentos
Además de la reestructuración de servicios, las medidas destinadas a reducir el gasto farmacéutico pueden conllevar un cambio en la relación entre farmacias y distribuidoras. Así lo cree el presidente de Gicofar, Juan Crespo, que consideró que los RDL “afectarán en la rentabilidad y en la relación estable que mantienen la distribución y las farmacias, propietarias de un 90 por ciento de la distribución”. Para él, si baja el número de compras “se puede complicar el mantenimiento del servicio de distribución actual y terminará afectando al abastecimiento de prestación farmacéutica a multitud de usuarios”.
Por su parte, el presidente del Grupo Cofares, Carlos González-Bosch, incidió en la limitación de descuentos de la distribución a las farmacias recogida en el RDL 4/2010. “Hasta ahora la distribución podía revertir una parte de sus recursos a las farmacias para dotarlas de viabilidad económica, pero si se le veta esta posibilidad al limitar los descuentos, entramos en una situación diferente: ¿qué papel juega una distribución propiedad de farmacéuticos que no puede dar a éstos el retorno correspondiente por la eficiencia de sus servicios?”, se preguntó.