En más de una ocasión el profesional de la oficina de farmacia se ha planteado la duda acerca de si determinadas estrategias de promoción que se proponía usar entraban dentro del marco de la legalidad vigente. Precisamente para aclarar estas dudas y ayudar al farmacéutico a lanzarse a promocionar su farmacia, el COF de Barcelona organizó un seminario donde se analizaron las estrategias creativas que permitan una mejor comunicación y promoción de la Oficina de Farmacia dentro de la normativa de aplicación en el sector. La jornada estuvo patrocinada por Angelini Farmacéutica, que según indicaron, buscan con “fomentar y apoyar aquellas iniciativas que contribuyen a dar respuesta a las necesidades de la farmacia, ayudándole a mejorar la promoción de la oficina de farmacia, siempre dentro del marco de la legalidad”,
Precisamente Cataluña es una de las comunidades más permisivas en cuanto a la promoción de la farmacia. A diferencia de otras comunidades como Madrid, Cataluña no recoge en su legislación farmacéutica ningún límite en cuanto a la posibilidad de publicitar la farmacia. “Dejando de lado el ámbito del medicamento de prescripción ligado a la prestación pública donde no se admite publicidad, la farmacia catalana puede promocionarse sin problema”, explicó Mercedes Gras, responsable del departamento Jurídico del colegio barcelonés.
Sin embargo, el Decreto 168/1990 por el que se establecen los requisitos técnico- sanitarios que deben cumplir las oficinas de farmacia, enumera de forma clara los productos a dispensar y los servicios a ofrecer, lo que genera confusión en el farmacéutico cuando éste busca promocionar un servicio de nueva creación. “El boticario tiene que tener en cuenta las posibles incompatibilidades, el cumplimiento de ciertos requisitos, y evitar invadir competencias profesionales de otras disciplinas”, afirmó Gras, que incidió en que “en muchos casos, la verdadera dificultad a veces radica en tener la seguridad de que una iniciativa no infringe ninguna normativa”.
De igual modo, consideró que “la normativa cita únicamente los servicios de análisis clínicos o bromatológicas, óptica oftálmica, acústica audiométrica y ortopedia mayor. “En cuanto surge un nuevo servicio como puede ser dietética o SPD comienzan a surgir las dudas”, comentó. Por su parte, Guillermo Bagaria, farmacéutico comunitario, apuntó que la principal dificultad es una legislación demasiado restrictiva y con criterios obsoletos lo que genera frustración e incertidumbre. “La sociedad, la profesión, los medicamentos han evolucionado de forma notable dejando desfasada la normativa. En la coyuntura económica actual necesitamos de herramientas útiles, que regulen la actividad pero que permitan desarrollo y crecimiento”, indicó.
Cabe destacar que desde la Administración ya se ha mostrado la voluntad de modificar esta normativa para adaptarla a los nuevos tiempos de la farmacia, un hecho que, según Gras, abre una puerta al optimismo. Pero, hasta entonces, Bagaria animó a ser creativos y lanzarse a la promoción de la farmacia, dejando de lado el ámbito del medicamento de prescripción ligado a la prestación pública donde no se admite publicidad. Por ejemplo, publicitó su servicio de dermoanálisis en un autobús de la línea pública de Hospitalet. No son las únicas fórmulas: “Podemos promocionar un evento deportivo local, colaborar con los medios de comunicación locales, ofrecer charlas en residencias, colegios…”, concluyó.