La CIPM modifica sus criterios de aprobación de los genéricos y obliga a los nuevos EFG a reducir su precio un 40% con respecto al original
Aeseg no entiende que se diga que no va a haber más medidas y se tomen decisiones de estas características sin avisar al sector
Carlos Arganda
Madrid
No hay dos sin tres. Cuando las compañías de genéricos pensaban que el cupo de sorpresas para este año estaba ya cubierto, la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIPM) ha dado un nuevo disgusto al sector. Desde este momento, las autorizaciones de nuevos genéricos que se produzcan tendrán un precio, al menos, un 40 por ciento inferior al de la marca de referencia. Un importante incremento con respecto al 30 por ciento establecido anteriormente.
Este nuevo sobresalto se suma a los que causaron por sorpresa las medidas contenidas en el Real Decreto Ley 4/2010, que supusieron, por un lado, la reducción del 30 por ciento de los precios de los genéricos y, por otro el establecimiento de un nuevo Sistema de Precios de Referencia (SPR). Estas dos medidas no hacen más que ahogar más a un sector al que no se le ha permitido despegar en términos de valores, a pesar de que sus ventas en unidades tienen un crecimiento sostenido. Se da la circunstancia de que este cambio de criterio de la CIPM ha sido facilitado por ese mismo RDL 4/2010.
La Ley 25/2009, conocida como Ley Ómnibus, creó la disposición transitoria décima en la Ley de Garantías, por la que se habilitaba un procedimiento rápido de autorización de precio de los medicamentos genéricos siempre que cumplieran una serie de requisitos. En concreto, estableció, por primera vez en un texto legal, que los nuevos genéricos que se aprobaran no requerirían la intervención de la CIPM “siempre que el precio industrial máximo notificado por el laboratorio sea como mínimo un 30 por ciento inferior al del medicamento de referencia o bien sea igual o inferior, en su caso, al precio de referencia”. Posteriormente, el RDL 4/2010 derogó esta disposición transitoria bajo el argumento de que la CIPM ya había establecido sus criterios para la fijación de precios. Unos criterios que se han ocultado al sector.
Falta de transparencia
Todo esto ha motivado el enfado de la patronal de genéricos, ya que desde Aeseg se quejan de que nadie se lo ha indicado previamente y han tenido que enterarse por los casos individuales que han sufrido algunos de sus asociados. Eso sí, a su requerimiento, la Dirección General de Farmacia ha confirmado ese mismo criterios, según indicó la patronal, pero se han negado a trasladarles por escrito los nuevos criterios de fijación de precios de los medicamentos.
Por este motivo, Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, director general de Aeseg, no entiende los mensajes de la Administración. “Hay un mensaje de que no va a haber más medidas de rebaja de precio y nos encontramos de la noche al día con un nuevo recorte”, aseguró en declaraciones a EG. Y es que, Rodríguez de la Cuerda explicó que no se pueden pretender ahorros de un mercado como el de los genéricos, “al que no se le deja crecer”.
Por ese motivo, es escéptico con el Plan de Fomento del Genérico anunciado por la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ya que, según él, ese plan no va a compensar el crecimiento de un sector que está “bloqueando” y, por ello, “nunca se conseguirá un volumen que permita aportar ahorro al sistema”.
Sin motivación
Todas estas actuaciones inconexas y lesivas para el sector del genérico parece que han acabado con la motivación del sector. Las compañías de genéricos no ven la luz al final del túnel y a lo único que se dedican es a cambiar, “todo el día”, sus previsiones empresariales, ya que el entorno regulatorio cambia constantemente.
Un ejemplo adicional puesto por Rodríguez de la Cuerda fue el de la atorvastatina, cuyo lanzamiento ha sido esperado por la mayor parte de las compañías para dar un respiro a sus cuentas de resultados con la esperanza de que pudieran comercializarlo durante un año a un precio un 30 por ciento inferior al de la marca. La realidad es que, antes incluso de haber sido lanzados algunos de esos genéricos, el precio de la atorvastatina ha caído ya un 80 por ciento con respecto al del original el año pasado. Además, las compañías no saben si tras la entrada en vigor del nuevo nomenclátor el 1 de julio, recibirán un borrador de Orden de Precios de Referencia para su tramitación por urgencia. Un nuevo ejemplo de la falta de previsibilidad con la que trabajan las compañías farmacéuticas.