carlos b. rodríguez
Madrid
No sólo hay grandes divergencias entre los estados. Los eurodiputados tampoco se ponen de acuerdo sobre la información directa al paciente (DTC) de medicamentos de prescripción. La propuesta, incluida en el paquete farmacéutico, ha iniciado el periodo de sesiones en las comisiones de Salud Pública y Empresa e Industria, con muy poco acuerdo entre las partes y el convencimiento general de que tampoco este semestre se llegará a un acuerdo.
Durante la presidencia checa ha sido imposible llegar a avances. La fosa que separa a los estados hace suponer al vicepresidente de la Comisión Europea e impulsor del paquete, Günter Verheugen, que tampoco la presidencia sueca se preocupará por buscar un consenso. Esto deja la cuestión en manos de España, uno de los países que más se opone al cambio. Consciente de que dejará el cargo sin ver aprobado el paquete, Verheugen aprovechó para pedir que se superen las reticencias: “Hay estados que tienen alergia a la DTC sobre medicamentos de prescripción porque temen que un paciente informado genere costes adicionales —aseguró—, pero es un argumento equivocado y absurdo. La información puede ser una importante herramienta preventiva”.
Con el tiempo y posturas en contra, Verheugen parece decidido a echar el resto para que la DTC encuentre el mismo consenso que ahora tienen las medidas del paquete referidas a la farmacovigilancia y la lucha contra los medicamentos falsos. “Más convencido que nunca” de que la propuesta de información va en beneficio del paciente y no de los laboratorios, como han achacado las posturas más críticas, Verheugen acudió a la Comisión de Salud Pública para solicitar a sus miembros que estudiaran la cuestión con “objetividad”.
Para ello utilizó dos argumentos. Por un lado, el envejecimiento poblacional, que multiplicará la demanda de información dentro de unos años. Por otro, la revolución tecnológica que ya genera una doble desigualdad en el acceso entre aquellos que disponen de acceso a Internet y aquellos que saben inglés y pueden consultar en web americanas contenidos hoy censurados en Europa. “Pensar que se puede limitar el acceso a la información es llamarse a engaño. Si creen posible prescindir de disposiciones claras sobre la información de medicamentos con receta sólo conseguirán que la demanda de información encuentre otras salidas”, alertó.
La zona gris
El principal escollo para aprobar la propuesta de la DTC es todavía la diferencia entre publicidad e información, un argumento que, según Verheugen, “es una cortina de humo, falso y erróneo”. Asimismo, aprovechó su formación como periodista al mostrarse convencido de que esta diferencia no sólo está ya bien definida, sino que está presente casi siempre en el ejercicio periodístico.
El matiz es importante, ya que para convencer a los europarlamentarios de la necesidad de modificar la legislación en materia de información, el vicepresidente de la Comisión Europea sacó a colación el reciente estudio que ha puesto de manifiesto que un alto porcentaje de los artículos publicados en revistas médicas con autores de renombre están, en realidad, redactados por ‘escritores fantasma’ pertenecientes a farmacéuticas u otras empresas.
Se trata de una “zona gris”, según el comisario, que necesita de un código de conducta “controlable y sancionable”. Verheugen propone que en él no sólo participe la industria farmacéutica, sino también los medios de comunicación. Asimismo, descartó un tercer organismo y opta por la autorregulación. “No sé cómo hacerlo sin llegar a la supervisión y censura de los medios”, añadió.
El turno de los eurodiputados dejó claras las distancias que separan el debate de la DTC. Las respuestas de la Comisión de Empresa e Industria fueron más homogéneas y menos positivas que las de Salud Pública, donde las posturas tocaban todos los extremos: desde los que están a favor y consideran “un escándalo”, hasta los que defienden que la información pase por organismos independientes y se centralicen en una única web, una propuesta que contó con el beneplácito de Verheugen. No así de España. “La información tiene que darla el médico y debe ser apta para un paciente de nivel medio”, dijo la eurodiputada popular Pilar Ayuso.