Las promesas de futuro de antaño están cimentando sus raíces en la realidad actual. Tras una crisis devastadora con la I+D+i, cuyos recortes aún colean, el sector de la biotecnología se ha ido reinventando hasta conseguir erigirse como una alternativa de modelo económico real. La secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, reconoció estos hechos durante el seminario ‘Biotecnología y salud: desde la ciencia y la tecnología al impacto socioeconómico’, celebrado en Santander y organizado por Asebio y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
“Desde que elaboramos el Real Decreto 16/2012, hemos afirmado que el sector farmacéutico debía contribuir con el Producto Interior Bruto (PIB) para facilitar el acceso de sus innovaciones y la biotecnología ha mostrado su fuerte compromiso”, afirmó Farjas. En los últimos años, este sector ha crecido en tasas del 20 por ciento y en la actualidad representa el 7 por ciento del PIB. “Ya no es un sector emergente, está consolidado y queremos que sea motor económico y generador de conocimiento”, añadió la secretaria general de Sanidad.
Desde el sector, Regina Revilla, presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), agradeció la confianza de Farjas. “La ciencia está acostumbrada a la crisis y esta situación, además, no es nueva para nosotros, pero ha prevalecido la voluntad de todos y el afán por defender nuestros intereses comunes”, explicó. Transcurridos seis meses del Año de la Biotecnología, Revilla explicó que “sin la ayuda de los poderes públicos” el sector no puede salir adelante, por lo que la declaración de intenciones de Farjas, que explicó que “la innovación biotecnológica debe tener los recursos que conseguimos liberar en otros campos”, fue aplaudida por los presentes.
Sin embargo, Farjas explicó una hoja de ruta fundamental para conseguir el visto bueno ministerial. Las innovaciones deberán pasar por el Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT) correspondiente para comprobar qué pacientes se beneficiarán. Asimismo, los acuerdos de riesgos compartidos o techo de gasto serán recurrentes con cada entrada de un medicamento en el SNS. “Se están incorporando productos biotecnológicos y se seguirá haciendo, pero siempre sin poner en peligro la sostenibilidad del sistema y, para ello, estas medidas y otras como la reinversión de recursos públicos serán determinantes en el futuro”, añadió Farjas.
Apuestas de futuro
Por otro lado, durante el seminario, distintas compañías farmacéuticas exhibieron sus apuestas de futuros y su compromiso con España en respuesta a Farjas. A este respecto, Miquel Balcells, director médico en Amgen, aseguró que tienen “900 ensayos y 18 millones de euros invertidos” en este país. De igual forma, Arturo López, su homólogo en Abbvie, recalcó que “el 18 por ciento de la facturación se reinvierte en I+D, en cuya área trabaja el 25 por ciento de la plantilla”. Por su parte, Cristina Alzina, Clinical Research manager de MSD, recordó que durante el pasado año su compañía invirtió “50 millones de euros que han convertido a España en la primera subsidiaria en número de ensayos clínicos”.
Sin embargo, y a pesar del compromiso de la industria y del aparente aperturismo ministerial, el sector recela de las dificultades para acceder al mercado. Compañías como Roche, Vivia Biotech o Althia explicaron sus experiencias y principales problemas. “Tenemos que enfocarnos en el proceso de desarrollo para mejorarlo y presentar a las autoridades biomarcadores que allanen el camino de nuestros productos”, reconoció Andreas Wallnoefer, director general de Desarrollo de Roche. Sin embargo, la percepción de compañías biotecnológicas más modestas que el gigante suizo explica que “sin un plan de negocio claro no podemos embarcarnos y ahí es donde debe trabajar la Administración”.