Los Premios Fundamed-El Global se han convertido en toda una referencia para el sector farmacéutico
| 2009-05-09T18:05:00+02:00 h |

Juan Nieto

subdirector de ‘El Global’

En su Salón de los pasos perdidos, una novela en marcha en forma de diario, el poeta, ensayista, narrador, editor y crítico literario leonés Andrés Trapiello realiza continuas referencias al mundillo de los premios literarios. Unos premios de los que en ocasiones ha sido jurado y que, por lo que refleja en sus diarios, no siempre le ha dejado un buen sabor de boca. Trapiello también se refiere en muchas ocasiones a los reconocimientos literarios que, hasta que no se hacen efectivos, son criticados y minusvalorados por el futuro reconocido. Sí, todo escritor echa pestes de la Real Academia hasta que le nombran académico, un reconocimiento que cuanto más rechazaba el futuro agraciado más anhelaba recibir.

Sin embargo, la literatura parece que no tiene mucho que ver con el mundo de la farmacia, al menos en lo que a premios y reconocimientos se refiere, siempre que se tome como base la visión trapiellista del asunto. El mejor ejemplo los representan los premios que anualmente concede Fundamed-El Global, por los que se reconocen aspectos humanos, sanitarios, económicos, investigadores, sociales, profesionales o incluso publicitarios.

El 12 de mayo, el Auditorio de la Mutua Madrileña de la capital será escenario de la octava edición de estos premios. Allí estarán todos los que tienen algo que decir en un sector que, a pesar de no ser siempre tratado como merece, se esfuerza y hace bandera de la protección de la salud de los ciudadanos. Y allí estarán todos los 64 nominados que se presentaron a las nueve categorías de los que se componen estos premios.

Al final, como en todas estas ceremonias de entrega de galardones, habrá ganadores. Pero no se puede decir que haya vencidos, ya que nadie puede sentirse derrotado. Todas las compañías que se presentan a los premios, desde las más grandes a las más pequeñas, desde las innovadoras hasta las de genéricos, desde las españolas a las internacionales, deben ser conscientes, y lo son, de que su aportación a esta sociedad tiene una gran relevancia. Y por eso, a pesar de que no sean premiadas ni mucho menos son derrotadas.

Esta aportación de las compañías farmacéuticas se ha podido comprobar claramente en la última alerta por el virus H1N1, la bautizada gripe A o nueva gripe. La reacción de la industria farmacéutica, rápida y eficaz, ha demostrado que, a pesar de la mala imagen que muchos ciudadanos tienen de este sector, su importancia va más allá de cifras, números, balances o cotizaciones en bolsa.

Otro ejemplo de su compromiso social es el compromiso adquirido por Farmaindustria con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, para convertirse en el motor de arrastre de la I+D en nuestro país. Algo muy de agradecer en unos momentos como los actuales, donde la crisis pasa como un rodillo por nuestras cabezas.

Por ello, creo que este esfuerzo debe ser premiado y los nominados deben anhelarlos. A nadie le amarga un dulce.