Cuando una mujer acude a su centro de salud porque sospecha que está embarazada probablemente no piense cuál es el estado de su tiroides, al igual que si se plantea la idea de tener un bebé en el futuro la posibilidad de tener algún problema en este sentido no es una de sus primeras inquietudes. Sin embargo, el hipotiroidismo se presenta en el 2,4 por ciento de embarazadas y las consecuencias nocivas en la evolución psiconeuronal de los niños están demostradas en diferentes trabajos. Para debatir este asunto se celebró el XXIX Encuentro Salud 2000 organizado recientemente por la Fundación Salud 2000 y Fundamed bajo el epígrafe: “El control del hipotiroidismo durante el embarazo, clave para la salud de la madre y del bebé”.
La intuición de que es necesario hacer algo no es una novedad, pero es una sensación cada vez más intensa, al menos desde algunos ámbitos del sector. Así lo expresó Carmen Valdés, presidenta de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), ya que según la experta los médicos de primaria están detectando muchos inconvenientes con analíticas reveladoras y se están dando cuenta de que este problema realmente existe. De hecho, la doctora insistió en que hacer una analítica generalizada no está en la cartera de servicios de las consultas de atención primaria, aunque cada vez se piden más analíticas para comprobar el valor de la hormona TSH.
El papel de la prevención es crucial, así lo consideró Rafael Cordón, director de la Unidad de Medicina Clínica de Merck. “Nosotros en Merck tenemos un objetivo claro, —prosiguió— mejorar la salud de las personas, y una de las vías son los tratamientos, pero hay otras muchas”. Según Cordón esta filosofía fue la que les llevó a ponerse en contacto hace unos años con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) que a su vez les hizo implicarse en la problemática hipotiroidismo-mujer embarazada. “Creo que las mujeres gestantes se pueden beneficiar mucho de un proyecto de aproximación multidisciplinar que abarque endocrinología, ginecología y primaria, y la SEEN lleva impulsando desde hace un tiempo un programa de divulgación, comunicación y formación que se llama Cuida tu tiroides (www.cuidatutiroides.com), y que está empleando para acercarse a la sociedad civil y científica”, añadió el representante de Merck. Por su parte, Sergio Donnay, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital de Alcorcón de Madrid y coordinador del grupo tiroideo de la SEEN, aseguró que pese a ese esfuerzo auspiciado desde su propia sociedad científica hay poca información en todos los niveles.
En general, los expertos coincidieron en que “la prueba más útil para su detección es la determinación en sangre de la TSH basal, que en las embarazadas se encontrará elevada, junto a la T4 libre, que estará disminuida”, aclaró Rafael Carmena, catedrático emérito de medicina de la Universidad de Valencia y director general de la Fundación Investigación Clínico de Valencia Instituto de Investigación Sanitaria. En los casos en los que el hipotiroidismo ya se conoce y por tanto está tratado, al llegar el embarazo “se produce un aumento de las necesidades de levotiroxina siendo necesario reajustar las dosis de hormona administradas antes del nuevo estado”, aclaró Carmena.
En opinión de Donnay, “aplicando el score o screening selectivo se dejaría sin diagnosticar el 30 por ciento de las mujeres con este trastorno”. Patricia Martín García, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Fundación de Alcorcón añadió además que si un médico observa que hay un hipotiroidismo, evidentemente va a tratarlo, “pero se necesita un permiso oficial para hacer la TSH en todas las embarazadas durante el primer trimestre, de hecho la infraestructura ya está hecha”.
La postura de la administración es abierta en este sentido, tal y como mostró Sagrario Mateu, jefa del Servicio de Salud de la mujer y la infancia del la Dirección General de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, aunque matizando que una decisión de esta índole se ha de tomar conjuntamente con todas las sociedades científicas, las comunidades autónomas, la administración… Eso sí, Mateu descartó la posibilidad de hacer un screening universal, pues el control del hipotiroidismo en embarazadas no cumple los criterios para realizarse de este modo.
Otro de los aspectos puestos en común fue el aporte de yodo antes y después de tener un hijo. El doctor Donnay estableció un símil para explicar esta necesidad: “El tiroides es como el motor de un coche que para funcionar bien necesita gasolina (el yodo). Para que el motor, que es la glándula tiroidea, marche a lo largo del embarazo es imprescindible tener los niveles adecuados de gasolina”.
La forma de evitar estas carencias podría solucionarse no sólo por la inclusión de una analítica regular de TSH, los especialistas reunidos aportaron otras ideas, por ejemplo, que la mujer acudiera a la consulta con unos niveles correctos de yodo, apostilló Martín García. Sin embargo, para lograrlo, ya que la alimentación resulta insuficiente, los expertos creen que habría que suplementar antes del embarazo como ocurre actualmente con el ácido fólico, pero esto es muy complicado pues “no todas las gestaciones son planificadas”.
Carmen González
Presidenta Ejecutiva de la Fundación Salud 2000. “Creemos que es importante poner este tema sobre la mesa por el desconocimiento de esta enfermedad en la población general y por la repercusión que puede tener no sólo para la madres, sino para los niños. Además, creemos que la prevención también es crucial”.
Sergio Donnay
Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital de Alcorcón. “Hay poca información en todos los niveles de lo que es un funcionamiento adecuado del tiroides. Por otra parte, consideramos que aplicando el score o screening selectivo se dejaría sin diagnosticar el 30 por ciento de las mujeres con este trastorno”.
Carmen Valdés
Presidenta de la Sociedad Española de Médicos de AP. “Hacer una analítica generalizada no está en la cartera de servicios de las consultas de atención primaria, aunque cada vez se piden más analíticas para comprobar el valor de la hormona TSH. Por eso, quizá habría que replantearse repasar las prestaciones”.
Rafael Cordón
Director de la Unidad de Medicina Clínica de la farmacéutica Merck. “Las mujeres gestantes se pueden beneficiar de un proyecto de aproximación multidisciplinar que abarque endocrinología, ginecología y primaria. Desde Merck tenemos un objetivo, mejorar la salud de las personas y por eso apoyamos acciones en este sentido”.
Patricia Martín García
Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Fundación de Alcorcón. “Lo ideal es que las embarazadas acudieran a la consulta con unos niveles correctos de yodo, sin embargo esto es complicado porque en muchas ocasiones los embarazos no son planificados. Algo similar ocurre con el ácido fólico”.
Sagrario Mateu
Jefa del Servicio de Salud de la mujer y la infancia. Dirección General de Salud Pública. “La Administración está abierta al diálogo, pero las decisiones se tienen que tomar después de escuchar a todas las partes implicadas. La analítica de la hormona TSH no se puede plantear como un screening porque no cumple los requisitos”.
Rafael Carmena
Catedrático Emérito de Medicina de la Universidad de Valencia. “La prueba más útil para la detección del hipotiroidismo es la determinación en sangre de la TSH basal, que en las embarazadas estará elevada, junto a la T4 libre. Durante esta etapa aumentan la las necesidades de levotiroxina siendo necesario reajustar las dosis”.