Es vital una reordenación de los estudios de Farmacia para dar cabida a este campo
La especialización sería otro argumento para justificar la retribución de los servicios
a.c.
Sevilla
En el campo de la Atención Farmacéutica (AF) los conceptos formación y especialización “no sólo forman un binomio indivisible sino que la evolución del primero lleva inevitablemente al otro”. Así lo indica el sevillano Manuel Machuca, uno de los profesionales más implicados en la evolución de esta práctica asistencial en España. Hasta hace unos años, prácticamente todos aquellos farmacéuticos que realizaban seguimiento farmacoterapéutico (SFT) a sus pacientes, el servicio más visible de la AF, habían tenido que buscar la formación por sus propios medios. Y gracias, en parte, “a su propio espíritu de superación como agentes sanitarios”, recuerda Machuca.
Sin embargo, el hecho de que el SFT “no sea un proceso repetitivo ni mecánico”, en cuanto a que sus resultados pueden ser distintos en cada paciente, unido a su consabida importancia en la reducción de errores relacionados con la medicación así como en los costes derivados de los ingresos hospitalarios, “debería obligar por sí a la Administración a apostar por la especialización”, insiste Machuca.
Inversión en docencia
“La Administración piensa que cuando reclamamos inversiones en AF sólo buscamos la tan debatida retribución de estos servicios, cuando lo que pedimos principalmente son inversiones en la base, en la misma etapa docente”, recuerda este experto como adelanto de su exposición en la conferencia que abordará la necesidad de dar este paso al frente en el VI Congreso Nacional de Atención Farmacéutica, que se celebrará del 15 al 17 de octubre en Sevilla, y del cual ostenta la presidencia del comité científico. Y es que, según Machuca, para conseguir el objetivo de la especialización “lo primero que hay que hacer es reordenar los estudios de Farmacia”.
El término “formación especializada” bien podría referirse a una formación complementaria, separada de las enseñanzas comunes o a iniciativa propia del interesado. Por contra, en el campo de la AF, Machuca manifiesta que defienden “justo lo contrario, que dicha especialización no haya que buscarla fuera de la universidad, sino que se logre a través de ella”. Puestos a pedir, es partidario de que esa formación especializada se realice con “pruebas prácticas y talleres” frente a la pura teoría.
Retribución
Por otro lado, el binomio formación-especialización bien podría convertirse en un concepto “a tres bandas” si también se incluye en él la retribución del profesional. Una retribución que “no sólo tendría más sentido con la especialización sino que ésta sería un sólido argumento para justificarla”, cree este profesional.
En este caso, y para desterrar ciertas opiniones que acusan a los profesionales farmacéuticos de querer convertir la AF en una nueva rama de negocio, unas opiniones “que aún existen”, tal y como apunta Machuca, éste apuesta por que la retribución en el futuro se lleve a cabo “en base a los resultados de las actuaciones, no en general según los servicios prestados”. Por este motivo, este experto considera factible establecer algún tipo de mecanismo que conlleve una retribución al profesional en función del ahorro que haya supuesto para el sistema sanitario su buena práctica, semejante al sistema con el que funciona la AF en Estados Unidos
Contexto internacional
Precisamente, la comparativa de la AF en el contexto internacional también copará parte del contenido de este congreso, al que está previsto que acudan profesionales europeos y latinoamericanos. Una presencia internacional que servirá para observar las diferencias y puntos en común existentes en los diferentes países.
En este sentido, Machuca considera que para desarrollar la AF también es importante minimizar otros problemas, como la reticencia a estas prácticas por parte de las organizaciones médicas nacionales. Precisamente, en este aspecto, cabe recordar que desde la Organización Médica Colegial se denunció que la AF “suponía una carga económica inadmisible”, lo que para Machuca “es una incongruencia en base a los escasos recursos económicos que se destinan a este campo”.
Para cerrar el círculo, cree que una inversión en especialización “aportaría seguridad y calidad a los informes que se remiten desde las farmacias y de los que tanto desconfían aún los facultativos”.