La barrera que sufren las innovaciones para hacerse un hueco en el sistema de financiación es un problema que corre el riesgo de cronificarse si las partes interesadas no conversan sobre las diferencias que les separan. Este necesario debate se produjo la semana pasada en el seno de BioSpain 2014 entre representantes de la industria farmacéutica y administración con el horizonte puesto en normalizar una situación que se ha agravado durante la crisis económica. Jordi Martí, director general de Celgene, señaló que se vive “en una realidad diferente a la anterior”, por lo que los intereses de ambas partes y las fórmulas de diálogo deben evolucionar. “Los beneficios clínicos ya no son suficientes, hay que mostrar el valor de nuestros productos”, aseguró Martí.
Una de las claves que, según Martí, debe cambiar la industria es “la imagen de desconfianza que trasmitimos”. Para ello sugirió varias premisas que seguir a rajatabla. “Tenemos que ganar en credibilidad, tomar más riesgos y realizar una reorientación en nuestros planteamientos que beneficie y deje en el centro del sistema al paciente”, resumió. Para ello, entre otras cosas, explicó que hay que colaborar en los “modelos innovadores de precios” y descartar “que haya una sola negociación”.
Estas palabras fueron recibidas por el director de Farmacia del CatSalut, Antoni Gilabert, quien aseguró que “el problema no es sólo de dinero”, en referencia al acceso de los productos innovadores. “Yo creo en un modelo colaborativo que reúna a industria farmacéutica, pacientes y decisores”, aseguró. Para ello, abogó por que la administración tenga claro qué necesita para el sistema sanitario a largo plazo y sepa comunicárselo a la industria para que lo desarrolle. “La discusión no debe girar alrededor de si el fármaco es bueno o malo, porque es evidente que bueno es; lo que realmente es crucial es que responda a nuestro criterios de necesidad”. Así, para buscar esa certeza en la innovación, Gilabert reconoció que “es necesario que se realice el registro de pacientes cuanto antes para saber los resultados que tenemos en salud”. En cuanto a las exigencias que el CatSalut requiere para entrar en financiación, Gilabert no dio las pautas exactas pero sí precisó que el debate continuo con la industria es necesario para llegar a buen puerto.
Durante la mesa, moderada por el director de Market Access de MSD, Bernardo Alonso, también participaron Lidia Cánovas, directora general de Operaciones de Asphalion, y Miguel Ángel Calleja, vicepresidente de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria. Para Cánovas, la única manera de crear una oferta acorde con la demanda de la administración es la colaboración desde las fases tempranas de las Agencias Tecnológicas de Salud. “Si se trata de saber qué necesidades tiene la administración y bajo qué preceptos las necesita, es crucial que haya diálogo para que podamos incluir los biomarcadores que van a ser valorados después”, advirtió. Por su parte, Calleja aseguró que las herramientas para medir los resultados es la experiencia clínica y, por ello, “son muy necesario los acuerdo de riesgo compartido y desarrollar un registro de resultados que corrobore las vivencias con cada fármaco”.