Que todos los caminos conducen a Roma es una afirmación que, bien pensada, es falsa. Es cierto que el resultado final será el mismo, pero el proceso (que es algo que debe contar a la hora de evaluar de un resultado) genera muchas diferencias. Para empezar, ¿hablamos de viajar en barco, en tren, en avión, en coche? O lo que es peor, ¿vamos andando? No es lo mismo. Incluso una misma opción encierra otras muchas sub-opciones: viajar en primera o no, en un descapotable o en un 600… Al final todos llegarán a Roma, sí, pero el viaje comparativamente habrá sido mucho peor y accidentado en algunos casos que en otros.
Este escenario puede trasladarse perfectamente a lo que se ha vivido con los últimos días previos a la entrada en vigor de la PPA. La semana pasada, el Ministerio de Sanidad emitía una nota de prensa en la que daba buena cuenta de los resultados de una Comisión Permanente de Farmacia en la que las comunidades autónomas habían abordado el viaje conjunto a esta Roma inminente que es la prescripción por principio activo.
Por sí sola, la nota de prensa denota un acuerdo y un consenso que, echando en vistazo a las distintas instrucciones que han publicado varias comunidades autónomas, se cae por su propio peso. En definitiva: que no todas han cogido el avión.
Las excepciones a la prescripción por principio activo, ese terreno movedizo que ha terminado por asumir la tremenda responsabilidad de poder acabar con un sector, son tan amplias que han dinamitado el objetivo de homogeneizar el mapa farmacéutico que tenía el RDL 9/2011 antes casi de que éste entre en vigor: unos influyen sobre los farmacéuticos; otros sobre los médicos; unos sobre los innovadores y otros sobre los genéricos.
Hablar de consenso y de acuerdo cuando hay médicos que en alguna comunidad autónoma casi están llamando al colectivo a la rebelión para que prescriba lo que considere más oportuno, y cuando hay farmacéuticos que llegan al 1 de noviembre con el ánimo de quien va al cine sin saber muy bien qué película va a ver, hablar de consenso y de acuerdo en estos casos es como decir que se va igual a Roma en bici que en avión.