L. Díaz
Madrid
La acción de GlaxoSmithKline (GSK) cotiza actualmente en la franja inferior de su rango de variación del último año. Su comportamiento en este periodo presenta un primer trimestre de marcado perfil bajista; un segundo trimestre de cierta estabilidad, si bien con una tendencia básica que seguía siendo a la baja; y un tercer periodo, después del verano, en el que inicialmente se acentuó su caída, pero que en las últimas semanas se ha ido moderando y ha ido dando paso a un desplazamiento horizontal marcado por una fuerte volatilidad. Actualmente, GSK acumula una caída en el año cercana al 25 por ciento, casi el doble de la pérdida que presenta el sector.
Sus resultados del tercer trimestre muestran unas ventas de 9.600 millones de dólares (7.600 millones de euros), con un crecimiento interanual del 7 por ciento. Gran parte de este incremento se explica por un impacto muy favorable del tipo de cambio, debido a la debilidad mostrada por la libra esterlina frente al dólar, lo que ha repercutido en las cuentas de este grupo, dado que el 43 por ciento de su negocio se localiza en el mercado americano.
Los beneficios del trimestre han sido de 2.100 millones de dólares (1.650 millones de euros), con una caída en el año del 1,8 por ciento, ligeramente menor a la prevista por los analistas. El motivo de esta bajada se encuentra en la creciente competencia de genéricos que viene encontrando en el mercado americano tras el vencimiento de las patentes de algunos de sus principales productos. No obstante el beneficio por acción, ratio que mide la rentabilidad del valor y que juega un papel decisivo en su cotización, presenta un crecimiento interanual del 6 por ciento, superando las estimaciones del mercado.
La principal dificultad a la que se viene enfrentando este grupo, como se ha dicho, es el vencimiento de patentes, como ha sido el caso de sus fármacos Coreg (hipertensión), Lamictal (epilepsia), y Wellbutrin (depresión). Frente a ello, GSK ha actuado con el impulso de un riguroso control de gastos que incluye, entre otras medidas, un ajuste de plantilla (recientemente ha anunciado el recorte de 1.000 empleos en su fuerza de ventas en el mercado americano). Su objetivo en este apartado es lograr un ahorro anual de coste de 1.300 millones de dólares (1.025 millones de euros) a partir de 2.010.
Otra línea de actuación es potenciar las adquisiciones de laboratorios que puedan complementar su actual cartera de productos. En este sentido, anunció que en 2009 utilizará parte de su liquidez para realizar adquisiciones en mercados emergentes (acaba de adquirir a Bristol Myers activos en Egipto), en lugar de destinarla a la compra de autocartera como realizan algunos de sus más directos competidores.
Asimismo, GSK también busca potenciar su línea de productos de consumo de salud, que si bien ofrecen un margen inferior a la división de farmacia, generan una corriente estable y previsible de ingresos. En 2007 esta división obtuvo casi una sexta parte de los ingresos del grupo, con unas ventas totales de 7.000 millones de dólares (5.500 millones de euros). En este sentido, cabe mencionar la reciente adquisición al laboratorio Laclede del tratamiento Biotene para el síntoma de boca seca, por un importe de 170 millones de dólares (135 millones de euros).
Por otro lado, y en relación con su posible evolución en bolsa en el corto y medio plazo, se debe resaltar que los analistas bursátiles anticipan cierta recuperación de este valor en los próximos meses, lo que le podría permitir recuperar prácticamente la mitad de lo perdido en este ejercicio. No obstante, algunas casas de bolsa han revisado recientemente a la baja su valoración de este valor, como ha sido el caso de UBS.