España se solidariza con el pueblo gazací con el envío de toneladas de fármacos

Profesionales sanitarios de la zona alertan del incremento del uso de antidepresivos

| 2009-01-25T18:05:00+01:00 h |

alberto cornejo

Madrid

Según datos que maneja la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (Unrwa), antes del 27 de diciembre, fecha de inicio de la ofensiva israelí, en la Franja de Gaza quedaban stocks (por no decir “existencia alguna”), de un total de 95 medicamentos de los que la Organización Mundial de la Salud considera “básicos o de fundamental presencia” en cualquier región o población. Esos 95 conjuntos de fármacos básicos no suponen ni el 25 por ciento del total del listado que maneja la OMS, compuesto por 400 referencias.

En Gaza llueve sobre mojado. Los 22 días en los que se ha alargado la ofensiva militar, unido a un más acuciado bloqueo fronterizo en estos días que sólo ha permitido la entrada diaria de alrededor de 60 camiones de ayuda humanitaria, han obligado a los profesionales médicos que han trabajado en la zona a tirar de lo poco que ya había, haciendo verdaderos milagros sanitarios.

Según confirma a EG Clara Abajo, coordinadora técnica de Cruz Roja Española (CRE), su delegación en Gaza “pudo repartir antes del comienzo de las hostilidades por los hospitales de la franja 50 palés de medicamentos que teníamos almacenados en nuestro almacén de Ramala (Cisjordania)”. De los enviados desde España una vez ha empezado el conflicto, las gestiones para la entrada de los mismos en la zona bélica corren a cargo de Cruz Roja Internacional.

Precisamente, ése ha sido el principal problema a la hora de hacer efectiva la ayuda humanitaria enviada a la zona: la gestión de su entrada. En los pasos fronterizos se acumularon durante días (al cierre de esta edición Israel estaba empezando a permitir de forma más fluida la entrada de mercancías) toneladas de medicamentos y material sanitario proveniente de la solidaridad de otros países.

España, de 10

Una ayuda al pueblo gazací en la que España, como en otros conflictos internacionales, ha vuelto a estar de 10, según señalan organismos oficiales, asociaciones, ONG y empresas del sector salud. “La cooperación del pueblo español ha sido y está siendo estupenda. Calculamos en 1,5 millones de euros el valor económico de la ayuda enviada en productos sanitarios”, indica Raquel Martínez, directora técnica del Comité Español de la Unrwa.

Entre los fármacos que han formado parte de las donaciones destacan “analgésicos potentes (morfina), anticonvulsivos, estupefacientes, psicotrópicos, productos para tratar quemaduras,…”, enumera Toni Mujeda, director del área logística de Farmamundi, ONG que desde el primer momento ha participado activamente en el envío de material sanitario y kits higiénicos. “Antes de dar nuestra ayuda solemos contactar con la Unrwa para saber cuáles son las necesidades diarias reales de la población”, precisa.

El dispositivo logístico montado en España para el envío de la ayuda humanitaria ha sido coordinado en su totalidad por la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (Aecid), que ha fletado a lo largo de las tres semanas pasadas varios vuelos cargados de contenedores de material sanitario, alimentos, kits higiénicos y mantas. El último de ellos (hasta el cierre de esta edición) partió de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) el pasado 18 de enero con 50 toneladas de ayuda humanitaria, según confirma a EG Iñaki Martín, jefe de la Oficina de Acción Humanitaria de la Aecid.

Buen aprovisionamiento

Los expertos consultados por EG coinciden en señalar que la comunidad internacional ha sabido actuar con rapidez ante la emergencia (España es el tercer país que más donaciones ha realizado) y que si no hubiese habido excesivas trabas por parte de Israel para la entrada de la ayuda “podrían haberse evitado los desabastecimientos que sufren muchas zonas de Gaza, sobre todo el foco central de los combates”, según Martínez, que alerta de que “se han interrumpido los programas de vacunas por falta de existencias”.

El bloqueo también ha acontecido de puertas para fuera. Es habitual que muchos los gazacíes salgan de Gaza a países vecinos como Jordania, Cisjordania e incluso Israel para recibir o continuar sus tratamientos farmacológicos. Sin embargo, según Martínez, “durante los días que ha durado el conflicto Israel sólo ha permitido la salida a centros sanitarios de estos países a los casos verdaderamente extremos”.

Los pasos fronterizos han estado cerrados a cal y canto, no sólo a la entrada de mercancías, sino también a la de personas. Sólo han sido los profesionales sanitarios, y en poco número, los que han obtenido la permisividad del Gobierno israelí para poder ejercer su labor en la Franja, más allá de los que ya se encontraban en el interior del territorio en el inicio del conflicto. En este sentido, una misión internacional de la ONG Médicos del Mundo, compuesta por médicos y anestesistas, entre los que se incluían dos profesionales españoles, pudo entrar por primera vez en la Franja el pasado sábado 18 de enero. La primera evaluación de este equipo fue clara: los stocks de medicamentos podrían ser suficientes (teniendo en cuenta la situación caótica y de limitaciones en la que vive Gaza desde hace años), aunque existe necesidad de antibióticos específicos ante el riesgo de infecciones así como equipos médicos sofisticados para atender a los heridos (ver información inferior). Un dato esclarecedor de las condiciones en las que deben trabajar estos profesionales en Gaza: desde hace dos años, Israel prohíbe la entrada de piezas de recambio para reparar las máquinas de los hospitales.

Patologías paralelas

Ni que decir tiene que todo conflicto bélico, y éste en especial, provoca gran cantidad de heridos con patologías graves consecuencia directa de los combates. Sin embargo, explícitamente, el ambiente bélico también provoca la aparición de otras patologías en relacionadas con la salud mental.

Según Europa Press, doctores y farmacéuticos de Gaza han advertido de un gran aumento del consumo de medicamentos desde la toma de poder realizada por Hamás en 2007, lo que provocó el bloqueo económico israelí, llevándose la palma de este consumo los fármacos tranquilizantes y antidepresivos. El farmacéutico Amar al Hashim —en Gaza existen farmacias, pero sólo son accesibles para un reducido grupo de población— ha declarado a esta agencia: “Las ventas de fármacos como Prozac o Tramadol se han triplicado desde 2007, y de manera especial desde el 27 de diciembre. Son los productos estrella para evadir la ansiedad o el estrés que provoca el conflicto, especialmente en la población adolescente”. La Unrwa calcula que sólo medio millón de gazacíes, de una población de un millón y medio, tienen capacidad económica para la compra de medicinas en estos locales.

Como no podía ser de otra manera, estos establecimientos no han sido surtidos de provisiones hasta el inicio del alto el fuego. Esto ha provocado intentos de introducirlas por contrabando a través de los aproximadamente 1.500 túneles subterráneos que conectan Gaza con Egipto, la mayoría de los cuales han sido destruidos por el Ejercito israelí.