Para la industria es “frustrante” que se atienda a razones puramente económicas
Las nuevas tecnologías permitirán bloquear la dispensación de ciertos fármacos
mónica raspal
Madrid
Para la industria farmacéutica innovadora las sustituciones de medicamentos no tienen sentido en muchos casos. Así, según afirmó el director técnico de Farmaindustria, Emili Esteve, en la Jornada de Análisis para el Uso Racional de los Medicamentos, organizada por la Organización Médica Colegial (OMC) la semana pasada, “es frustrante” para la industria que un medicamento autorizado en unas condiciones establecidas, que el Ministerio de Sanidad ha financiado e intervenido su precio y que el médico ha prescrito, no sea finalmente el que se dispense por razones económicas.
Los representantes de esta entidad expusieron su preocupación por la seguridad de los pacientes ante lo que consideran una “frivolización” de la prescripción, y defendieron una “nueva forma” de dispensación, para lo que ya anunciaron el desarrollo de un proyecto en centros de salud que cuenten con un farmacéutico.
Para Esteve, el futuro traerá más transparencia, ya que las nuevas tecnologías van a marcar la agenda. Así, en breve se podrán conocer las unidades comercializadas en los envases y a quién va cada una de ellas, de forma que en cualquier momento se podrá bloquear la dispensación de un determinado fármaco. En su opinión, esto generará mucha información y nuevas reglas de intervención de la Administración, a lo que añade la mayor implicación y participación de unos pacientes más informados que querrán saber de dónde viene el producto.
Sin embargo, para el vicesecretario de la OMC, Francisco Toquero, la clave está en identificar el envase singular y la trazabilidad no puede ser la “excusa” para no hacerlo. “Nosotros deberíamos dar la respuesta sobre la eficacia, seguridad y necesidad de un medicamento, sopesando la relación beneficio/riesgo y, de forma secundaria, evaluando el coste y la conveniencia. El médico debe contar con información asequible para tomar sus decisiones”, apuntó.
De esta forma, se podrá radiografiar el movimiento del fármaco, una “hipertransparencia” que, para Esteve, no está favorecida por todos los actores. En cuanto a los problemas técnicos, se podrían subsanar con un código de barras pero esto no impediría las falsificaciones, por lo que el producto se debería especificar en cada envase, de forma similar a un programa piloto que existe en Suecia.
Pero en este contexto de incertidumbre respecto a la prescripción las medidas para corregirla no deben afectar sólo al medicamento, según José Antonio González Correa, del Departamento de Farmacología de la Universidad de Málaga. “La medicalización es una consecuencia de una actuación indolente en la que todos somos partícipes”, afirmó. Esta idea fue apoyada por Esteve, que defendió la libertad del médico para decidir qué prescribir, sin justificar acciones que van en su propio detrimento.