En un momento en el que se han multiplicado las voces que llaman a una mayor colaboración entre organismos públicos y entidades privadas, y en el que se pide a las compañías farmacéuticas una mayor transparencia con respecto a los resultados de sus ensayos clínicos para que puedan contribuir a la generación de evidencia sobre las enfermedades, llega una iniciativa que parece cubrir, al menos en parte, las expectativas de los que han realizado estas reivindicaciones. Concretamente, el Medical Research Council (MRC), organismo que se encarga de promover la investigación biomédica en el Reino Unido, anunció la semana pasada el cierre de un acuerdo con siete compañías farmacéuticas, que cederán compuestos que han sido descartados en investigaciones previas, pero que podrían ayudar a mejorar el conocimiento sobre algunas patologías e incluso redundar en el desarrollo de innovaciones terapéuticas.
Concretamente, los laboratorios participantes en esta iniciativa son, según la información del MRC, AstraZeneca, GlaxoSmithKline, Janssen, Lilly, Pfizer, Takeda y UCB, que aportarán un número de compuestos todavía por determinar, orientados, por cierto, a una amplia variedad de áreas terapéuticas. “No sabemos aún cuántos compuestos se van incluir en la lista. Solo podemos decir que esta se hará pública a finales de año, momento a partir del cual los investigadores académicos podrán comenzar a solicitar fondos para iniciar sus estudios. En cuanto a las áreas terapéuticas, no existen restricciones de ningún tipo. Es posible que ni siquiera se ajusten a las que predominan en los portfolios de las compañías participantes. Habrá de todo”, señalan a EG fuentes del MRC.
En cuanto a la procedencia de los compuestos, los responsables del organismo han querido poner en valor su utilidad pese al hecho de que hayan sido explorados, sin éxito, por los laboratorios farmacéuticos. “Las moléculas ya han sido sometidas a algún grado de desarrollo por parte de la industria, aunque se han quedado estancados en algún momento de las fases tempranas de la investigación. En muchas ocasiones, se ha debido a que no han demostrado suficiente efectividad contra la enfermedad en cuestión. Sin embargo, aún pueden ser útiles contra otras enfermedades con procesos biológicos similares”, explican.
Así, en opinión de los expertos del MRC, no cabe duda del valor que pueden tener para los investigadores académicos, que “podrán usarlos para entender cómo una enfermedad se afianza en el cuerpo, así como la forma en que esta podría ser detenida o ralentizada”. Se espera, incluso, que puedan conducir al desarrollo de nuevos medicamentos para patologías de carácter debilitante, y, en este sentido, recuerdan que el hecho de que ya hayan sido sometidos a algún desarrollo preliminar, con pruebas de seguridad incluidas, pueda servir para que, en caso de que den lugar a nuevos tratamientos, estos “puedan llegar a los pacientes mucho más rápido”.
Dicho esto, fuentes de la entidad reconocieron a EG que ya se han iniciado conversaciones con otros laboratorios para que se sumen, y que, en este sentido, esperan poder anunciar pronto nuevas incorporaciones. También confirmaron que el acuerdo no tiene fecha de caducidad, y que ha sido posible gracias, en parte, a los resultados positivos que ha dado el que firmaron con AstraZeneca en julio de 2012.
“Nuestra colaboración con AstraZeneca generó un enorme interés por parte de la comunidad académica. El MRC ha proporcionado siete millones de libras para la investigación de la enfermedad de Alzheimer, el cáncer y las enfermedades raras. Sobre este éxito pretendemos la expansión de este programa permanente con siete empresas, que permitirá a la comunidad académica acceder a más moléculas para su uso en proyectos de investigación innovadora. Mediante la financiación de esos estudios esperamos contribuir a descubrimientos científicos que mejorarán la salud de los pacientes en el Reino Unido y en todo el mundo”, indicó John Savill, director ejecutivo del MRC.
Acuerdo con AstraZeneca
En cuanto al proyecto con AstraZeneca, cabe destacar que los siete millones aludidos por el MRC han servido para la financiación de un total de 15 proyectos de investigación, dando acceso, sin remuneración para la firma anglosueca, a un total de 22 compuestos, que han sido estudiados para una amplia gama enfermedades, entre las que destacan Alzheimer, cáncer, enfermedad pulmonar y enfermedades raras.
Como anunciaron las entidades en su día, ocho de los proyectos implicaban la realización de ensayos clínicos con potenciales terapias, que encontraban su base en anteriores estudios con modelos animales y en laboratorio. En aquellos momentos, ya se advertía que el objetivo principal de este acuerdo era el de “aumentar la comprensión de las enfermedades humanas y acelerar la búsqueda de tratamientos innovadores para darles respuesta”.
La colaboración entre el Medical Research Council y AstraZeneca tuvo una importancia tal, que fue anunciada por primera vez por el propio primer ministro, David Cameron, como parte de la estrategia del Gobierno para promover la investigación en el ámbito de las Ciencias de la Vida en el Reino Unido. Por su parte, Martin Mackay, presidente de Investigación y Desarrollo de AstraZeneca, reconoció que “la colaboración entre el Gobierno, la academia y la industria es una forma fundamental de estimular la innovación científica, y, en este caso, de promover el desarrollo de medicamentos innovadores para unos pacientes que, en algunos casos, los necesitan inexorablemente”.
El director ejecutivo de la patronal británica de la industria farmacéutica (ABPI), Stephen Whitehead, ha destacado el valor que tiene este acuerdo, un ejemplo de colaboración público-privada que puede tener importantes repercusiones en el ámbito médico: “La colaboración entre el MRC y estas siete compañías es un fantástico ejemplo de innovación abierta que beneficia tanto a la industria como al mundo académico.
De este modo, se abren nuevas vías para una investigación que de otra manera no sería posible. Tanto ABPI como sus miembros se han comprometido a una mayor colaboración con investigadores del Reino Unido y el conjunto de la comunidad académica para mejorar la comprensión de las enfermedades, de forma que entre todos podamos seguir desarrollando medicamentos que puedan cambiar la vida de muchos pacientes “.