Francisco Rosa Santander | viernes, 05 de septiembre de 2014 h |

La secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, intervino en el XIV Encuentro de la Industria Farmacéutica Española, organizado entre el 4 y 5 de septiembre por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo con el patrocinio de Farmaindustria, con una clara intención de poner en valor el trabajo que realiza el Gobierno en diferentes ámbitos. En este caso, la cuestión principal era defender los “esfuerzos” que se están realizando para incorporar a la prestación pública las innovaciones terapéuticas, principalmente medicamentos biológicos, dadas las dificultades financieras por las que atraviesa el Sistema Nacional de Salud (SNS). Lo de menos, aunque también aprovechó para ello, era recordar los buenos datos macroeconómicos correspondientes al primer semestre, los cuales, en todo caso, tendrán que consolidarse.

En lo relativo a la cuestión principal, la representante del Ministerio de Sanidad comenzó su intervención haciendo una alabanza a la gran aportación que han supuesto los medicamentos biológicos, aunque poco después puso el énfasis en el reto que supone su alto coste. “Y este no es solo un problema de España, sino que está encima de la mesa del resto de gobiernos europeos”, dijo.

Esta situación ha provocado, según manifestó Farjas, que el Gobierno se haya volcado en el desarrollo de fórmulas innovadoras para la financiación de estos fármacos, haciendo referencia, en este caso, a modalidades como los acuerdos de riesgo compartido y el establecimiento de techos de gasto, entre otros. En este sentido, la representante ministerial destacó los “esfuerzos realizados para acelerar la autorización de estos productos y garantizar así el acceso a las mejores alternativas terapéuticas”, para lo cual ha sido preciso determinar los subgrupos de población que más se iban a beneficiar.

Estos esfuerzos se han dado, principalmente, “en el ámbito de la negociación”, donde han contado, según reconoció, con una industria comprometida con alcanzar el equilibrio entre la necesidad de garantizar el acceso sin poner en peligro la sostenibilidad del sistema. El resultado, aseguró Farjas, ha sido “la consecución de un arsenal terapéutico adaptado a los mejores estándares”, en un contexto especialmente exigente en el plano económico y financiero, dada la situación general del país.

A este respecto, Fernando Rivera, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), matizó, frente a las palabras de Farjas, que España sigue retrasada en lo que respecta a los tiempos de incorporación de muchas innovaciones terapéuticas, concretamente en cáncer. Puestas encima de la mesa estas cuestiones, la secretaria general tendió la mano a una industria a la que pidió que mantenga su lealtad y rigor, y aseguró que de ese modo podrá tener al Gobierno como un aliado, teniendo además en cuenta, argumentó Farjas, “que España sigue siendo un cliente importante para la industria, dados los grandes volúmenes de medicamentos que adquiere”.

¿Hablar de precio o de valor?

Una vez concluida la intervención de Farjas le llegó el turno de la presidenta de la patronal española de la industria farmacéutica, Farmaindustria, Elvira Sanz, que trató de centrar el debate, en vez de en el coste de los productos biológicos para el SNS, en el valor que aportan en el ámbito terapéutico, y también en el económico. En lo que respecta al primero de estos aspectos, la máxima dirigente de la patronal indicó que estos productos suelen dirigirse a “necesidades médicas no cubiertas”, además de estar enfocados a enfermedades con alto impacto en la calidad de vida e incluso en la supervivencia de los pacientes (el cáncer, las enfermedades inflamatorias o las inmunológicas).

Asimismo, tal y como aclaró Sanz, un tercio de los productos aprobados proceden de la biotecnología, hay más de 400 millones de pacientes que ya se benefician de ellos y, actualmente, el 50 por ciento del pipeline de las empresas incluye productos de este tipo, “muchos de ellos para cubrir lagunas terapéuticas”.

En lo que tiene que ver con los aspectos meramente económicos, cabe destacar, como confirmaron varios de los ponentes, algunos citando datos de la consultora IMS, que los biofármacos ya son mayoría en el top ten de los más vendidos. Representan en torno al 20 por ciento del mercado farmacéutico total, por encima de los 120.000 millones de euros, y se espera que la cifra se aproxime a los 200.000 millones para finales de esta década.

Pero para que el desarrollo de estos medicamentos siga siendo posible, la presidenta de la patronal pidió la creación, en España, Europa y el resto del mundo, de un entorno regulatorio que reconozca el valor que aportan estos medicamentos y que sirva de incentivo para las compañías innovadoras. Ese marco, en opinión de la industria representada en la jornada de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, debería “garantizar el respeto de la propiedad intelectual” y “preservar la intervención del médico en la prescripción de los biológicos y biosimilares, rechazando, por tanto, la sustitución automática”. En definitiva, lo que volvieron a pedir la patronal y las compañías asistentes fue un marco específico para biológicos y biosimilares.

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